No habría sabio, profeta, erudito o doctor que no coincidiera en que la materia prima con la que está hecha la genialidad humana tiene como nombre “disciplina”. Dos sacerdotisas de ese antiguo arte de no desmayar ante el trabajo viven en Filadelfia: Mykali y Montara Bader.
Ambas han hecho historia y honrado a su familia. Jacquelyn y Troy Bader del noreste de Filadelfia son los amorosos padres que han sido testigos de dos voluntades de acero. Sus chicas tienen el récord de asistencia perfecta de por vida en la escuela a la que acuden.
Sus notas promedios no son el reflejo de su alma. Una eleva la mirada con un de 3,9 en sus registros y la otra hace lo mismo con un 4.067. Solo son décimas. Pero eso no es lo que las hace poderosas.
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En cierta ocasión Buda dijo con relación a la disciplina que “es mejor conquistarte a ti mismo que ganar mil batallas. Entonces la victoria es tuya. No te la pueden quitar”. Mykali y Montara son dos diamantes que comenzaron a ser tallados por sus padres filadelfianos quienes las libraron de la orfandad en China.
Mykali fue abandonada al nacer y encontrada a un lado de la carretera en Guangxi, China. Su futura hermana también fue abandonada y llevada a un orfanato en Anhui, China. De acuerdo a una extraordinaria oración escrita los el equipo de ABC de Filadelfia, “Jacquelyn y Troy Bader del noreste de Filadelfia les dieron a estas chicas una vida mejor. Sin embargo a juzgar por su récord de asistencia a la Escuela Comunitaria MaST, nunca lo dieron por sentado”.
Hoy 12 de junio se suponía que era la cereza de una carrera perfecta en la escuela primaria y secundaria para Mykali. Sin embargo ¿quién lo duda? Ella no fue derrotada y su hermana tampoco, fueron obligadas a apartarse de las aulas por una pandemia.
“Sus esfuerzos por presentarse en la escuela todos los días son sólo una parte de lo que se les debe reconocer”, dijo el CEO de MaST John Swoyer en una declaración a la 6abc.
Se involucran rutinariamente en proyectos de servicio comunitario como la distribución de alimentos, el voluntariado en un asilo de ancianos o la entrega de galletas a los socorristas en Navidad.
También se mantienen ocupados en la fuerza de trabajo mientras mantienen su éxito académico. Mykali, con un promedio de 3,9, hace pizza de horno de ladrillo y vende entradas en el cine Penn. Montara tiene un promedio de 4.067 GPA mientras trabaja como asistente de RRHH e IT en ShopRite.
A pesar de que su estilo de vida ha sido interrumpido por COVID-19, su madre cree que es una oportunidad para mostrar su fuerza.
Es un esfuerzo con el que Jacquelyn Bader está familiarizada. En 2003, se dirigía a China para adoptar a su primera niña durante la crisis del SARS.
“El avión en el que iba estaba estaba casi vacío”, dijo. “Todos llevábamos máscaras”.
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En lo que ella se refiere como su “día de la suerte”, Bader cruzó el globo para traer a casa a Mykali el 14 de abril de 2003.
Esa niña se gradúa de la escuela secundaria esta semana y continuará estudiando Psicología en la Universidad de Penn State.