El condado de Miami-Dade confirmó el cierre definitivo del Miami Seaquarium para finales de 2025, tras meses de presiones legales, cuestionamientos públicos y un historial de controversias que marcaron al parque durante décadas. La noticia fue presentada como un “nuevo comienzo” para Virginia Key, con planes de desarrollo que incluyen un puerto deportivo, restaurantes y espacios recreativos. Sin embargo, la gran incógnita sigue siendo qué ocurrirá con los animales que aún permanecen en el lugar.
En el anuncio oficial, las autoridades locales aseguraron que todos los mamíferos marinos —delfines, leones marinos y otras especies— serán reubicados antes del cierre. La medida llega tras un año particularmente crítico por la muerte de Lolita (Tokitae) en 2023, luego de más de medio siglo en cautiverio, y el reciente fallecimiento de Bimini, uno de los delfines más conocidos del acuario.
Aunque el compromiso del condado es trasladar a los animales, aún no se han precisado los destinos ni las condiciones en que se llevará a cabo la operación. Organizaciones como PETA y Dolphin Project reclaman claridad, advirtiendo que la transición debe priorizar el bienestar animal en santuarios adecuados y no repetir el modelo de espectáculos y confinamiento.
Un historial marcado por litigios
El cierre del Seaquarium no se explica solo por el desgaste de su imagen pública. En los últimos años el parque acumuló sanciones federales y enfrentó un complejo litigio con el condado de Miami-Dade, propietario de los terrenos de Virginia Key.
En 2022 el condado interpuso acciones legales contra la operadora del parque, The Dolphin Company, por incumplimiento de contrato, falta de mantenimiento y condiciones inadecuadas en las instalaciones. Inspecciones federales reportaron tanques deteriorados, deficiencias en el cuidado de los animales y reducción drástica de personal especializado. El litigio derivó en un proceso de rescisión del contrato de arrendamiento, que culminó con el acuerdo de cierre anunciado esta en días pasados.
Para las autoridades locales, la clausura representa un punto de inflexión. “Este es un momento histórico para transformar Virginia Key en un espacio de conexión comunitaria y preservación marina”, expresó la alcaldesa Daniella Levine Cava.
Una marca bajo cuestionamiento
Durante décadas, el Miami Seaquarium fue un emblema turístico de la ciudad, atrayendo a miles de visitantes con sus shows de orcas y delfines. Pero con el tiempo, las denuncias por maltrato animal y el deterioro de las instalaciones fueron minando su reputación.
La muerte de Lolita, que pasó más de 50 años en un tanque considerado demasiado pequeño por expertos y activistas, marcó un antes y un después. La reciente pérdida de Bimini reavivó el debate sobre la viabilidad del parque, justo cuando enfrentaba el proceso judicial por incumplimientos contractuales.
La comisionada Raquel Regalado sugirió que la marca Seaquarium podría subsistir en una versión “renovada y educativa”. Sin embargo, críticos cuestionan si es posible desligar el nombre de un legado tan polémico.
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Por ahora, el plan de desarrollo contempla un puerto deportivo, restaurantes y espacios familiares con acceso a la bahía. Pero para la comunidad y los defensores de animales, lo esencial no está en los nuevos proyectos urbanísticos, sino en garantizar que los delfines, leones marinos y otras especies encuentren un hogar digno.
El cierre del Seaquarium no será recordado solo como el fin de un ícono turístico, sino como la oportunidad de redefinir la relación de Miami con la vida marina. El desafío está en que la historia de Lolita y de Bimini no se repita.