El año pasado muchas personas se aterraban al observar el enorme grado de insensatez cuando las playas de Miami Beach lucían atiborradas de gente mientras la COVID-19 comenzaba a arrasar Estados Unidos y el mundo. Este año el país apunta nuevamente su dedo acusar al sur de Florida y critica duramente a sus visitantes de verano.
Cada año durante las vacaciones de primavera que comienzan en marzo y también en verano, miles de personas arriban a Miami Beach para vacacionar y festejar de forma desenfrenada, como si la vida se terminara al día siguiente. 2021 no ha sido la excepción, por el contrario esta temporada pareciera que celebran con más ímpetu después de un año de depresión, aislamiento y privaciones.
James Mitchell de 45 años, recién llegado del frío Chicago dice que “tenemos que comenzar a vivir”, mientras se encuentra sentado en un banco en el paseo Ocean Drive según reseña AFP.
Asegura que desde el año pasado es mucho lo que se ha aprendido, en el marco de la pandemia. Mientras, su pareja de 44 años, Vermell Jones, desatiende las críticas y solamente usa mascarilla en lugares cerrados. “Si estás caminando al aire libre, siento que no es necesario”, sostiene.
#EstadosUnidos
En Miami Beach más de 100 estudiantes en vacaciones o mejor conocidos como 'spring breakers' han sido arrestados por violar las restricciones por la pandemia. Algunas trifulcas se han generado con la policía. pic.twitter.com/P6Unh7niYH— TCS NOTICIAS (@tcsnoticias) March 15, 2021
En las noches de verano las personas hacen twerking en los techos de los automóviles, protagoniza refriegas con la policía y omiten en todo momento el distanciamiento social que indican los protocolos sanitarios ente la presencia del coronavirus.
Cifras oficiales indican que el 21,7% de la población de Estados Unidos ha recibido al menos una dosis de la vacuna contra la COVID-19, y esa sería la razón de respirar aires festivos, pero muchos alertan que la pandemia no ha terminado.
Esther, de 33 años, dice estar “horrorizada” porque teme contagiarse de COVID-19. “Es una vergüenza cómo está todo abarrotado”, dice esta residente de Miami Beach que declinó dar su apellido al entrevistador.
Esta isla de apenas 92.000 habitantes atrae a unos 200.000 vacacionistas y trabajadores todos los días de acuerdo con el alcalde de la ciudad, Dan Gelber.
“Tenemos 12 kilómetros de playas hermosas, tenemos hoteles que han sido muy seguros y grandes cantidades de restaurantes al aire libre, pero no queremos una multitud para la que se vale todo“, advirtió el regidor de Miami Beach.

Doble discurso
Se dice que los estadounidenses critican a los habitantes de Florida debido a sus extravagancias, la convivencia con animales salvajes y más recientemente por su manejo de la pandemia. Pero estas críticas en ocasiones tienen un doble discurso.
Innumerables personas que durante meses se mantuvieron confinados en otros estados, se están mudando a Florida precisamente porque en este estado las normas sanitarias son más flexibles y el clima más agradable, sobre todo en verano.
“Hay un tremendo interés en mudarse a Miami. Casi todas las veces que mostramos propiedades es para gente de Nueva York o California“, refiere David Nguah, ejecutivo de la agencia de bienes raíces Douglas Elliman.
“Aquí se pueden sentar en un café o un restaurante al aire libre, echarse en la piscina y en Miami Beach siempre estarán a 10 minutos a pie o en bicicleta de un parque”, comentó Nguah a la AFP.
Rahul Sehgal, se mudó a Florida el pasado noviembre desde Nueva York motivado por un boom tecnológico que vive Miami. “Hacía demasiado frío para cenar al aire libre o para socializar en el parque y la gente dudaba en socializar en espacios cerrados”, comentó este ingeniero en informática de 49 años.
“En cambio, en Miami, tendría un poco de vida social y al menos sería más feliz al aire libre, aunque no conociera mucha gente”, afirmó.

Florida, un fenómeno
Florida no ha registrado más decesos por coronavirus que otros estados que se han mantenido cerrados y con protocolos sanitarios más severos.
Es el estado número 27 de 50 en número de fallecidos por la COVID-19. Contabiliza 150 muertos por cada 100.000 habitantes, muy por debajo de Nueva York, que es el segundo estado con mayor incidencia de la enfermedad con 252 por cada 100.000 habitantes, según datos de la Universidad Johns Hopkins.
“Es un verdadero fenómeno”, indica a la AFP el profesor de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de esta universidad, Amesh Adalja. “Está claro que Florida está mucho mejor de lo que todos predecíamos que estaría”, agregó.
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“Puede tener que ver con que el clima favorece las salidas al aire libre”, explica. También podría ser que en los estados donde las medidas son demasiado restrictivas, ocurran reuniones clandestinas que acaban siendo más riesgosas, porque se sostienen en residencias privadas.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, no ha ordenado el uso de mascarillas faciales a nivel estatal, pero sí aplicó medidas estrictas en cientos de residencias de ancianos, quienes representan el 20% de la población.
Los restaurantes abrieron en mayo de 2020, las últimas playas en reabrir lo hicieron en junio después de cerrar tres meses respondiendo a las presiones del resto del país y las escuelas comenzaron a tener clases presenciales en el verano boreal.
“Hemos vivido en un entorno privilegiado”, dice Malena Mateos, una residente de Miami Beach de 44 años.