Una ayuda federal ante la crisis. De cara a la difícil situación social que viven zonas del sur de Florida debido a la pandemia del nuevo coronavirus, la alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, en acción conjunta con los regidores de dos ciudades de ese condado solicitaron al Gobierno federal y al Congreso a aprobar con celeridad un nuevo paquete de medidas para el estímulo económico.
Levine Cava indicó que hoy más que nunca el condado requiere de ayuda y calificó como un salvavidas el auxilio recibido anteriormente, pero esa ayuda ya se agotó. Dijo además que de acuerdo con datos estadísticos, Miami-Dade, un condado con cerca de tres millones de residente, 70% de los cuales son hispanos, es el área metropolitana del país con mayor inseguridad alimentaria.
De acuerdo con los cálculos elaborados por la organización no gubernamental Feeding America, orientada a asuntos relacionados con la alimentación, como resultado de la pérdida de empleos y la consecuente merma de ingresos económicos debido a la crisis del coronavirus, la tasa de inseguridad alimentaria en Miami-Dade sobrepasó el 17 %.
Actualmente en el Congreso avanzan las negociaciones para un segundo paquete de estímulo económico, sin embargo en esta oportunidad el plan no contendría cheques personales de 1.200 dólares como el primero según ha trascendido en medios de comunicación.
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La información sobre el exhorto de los alcaldes al Gobierno federal ocurrió en el marco de una conferencia de prensa que los alcaldes Francis Suárez, de Miami, y Dan Gelber, de Miami Beach, ofrecieron de forma presencial y a la que Levine Cava, contagiada con COVID-19 y en cuarentena, compareció de forma virtual.
La declaración ocurrió en un sitio en Miami Beach donde se realizaba un reparto gratuito de alimentos y donde se observó una larga fila de personas que esperaban recibir ayuda alimentaria.
Ante ese escenario, el alcalde Dan Gelber dijo que esas personas no tenían la culpa de no tener dinero para alimentar a sus familias. Expuso que esos ciudadanos, como muchos otros, se quedaron sin trabajo como consecuencia de la paralización turística derivada de la pandemia que hasta la fecha ha contagiado a más de un millón de personas y ha causado unos 19.000 decesos en Florida.