En el arte la presencia de los virtuosos es perenne. Los colores evocan pintores, así como las notas a los músicos. La obra de Aquiles Báez, una mezcla de sentimientos encapsuladas en letras y melodías, vivirá por siempre, más allá de su cuerpo físico e incluso de su nombre.
El músico venezolano falleció el lunes 12 de septiembre a los 58 años de edad en Alemania. El compositor estaba haciendo una gira de conciertos por Europa, iba a recorrer España, Suiza, Francia, Alemania y Portugal.
Aquiles le dejó al mundo una nueva música venezolana y un nuevo significado a la palabra «guataca». En su corta vida musical fue parte de al menos 200 producciones discográficas y produjo más de 17 álbumes, donde destacan La casa azul (1994), Reflejando el Dorado (2003) y La Patilla (2007).
Participó en orquestas de reconocimiento internacional como, Atlanta Symphony, Brooklyn Symphony, Ravinia Festival Orchestra, Boston Symphony, la Orquesta Simón Bolívar, Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas y la Orquesta de la Bach Academy en Alemania. Aquiles fue guitarrista, compositor, productor, arreglista y promotor cultural.
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Amaba a la música y a la música venezolana. Sus últimos trabajos son la banda sonora de la película «Wue Broma Bromelia», y el álbum El curruchá (2021), un rabajo a dúo con Eliana Cuevas, cantante establecida en Canadá.