Las mascarillas desechables que se usan durante la pandemia de coronavirus se han convertido en un peligro mortal para los animales.
Estos pueden quedar atrapados o asfixiarse con los tapabocas abandonados en la naturaleza.
Se han encontrado mascarillas desechables en aceras, ríos y playas en todos los continentes desde que se han vuelto obligatorias en los espacios públicos de muchos países.
Fabricadas con poliéster y polipropileno, pueden tardar cientos de años en descomponerse.
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Se ha visto a macacos masticando los elásticos de mascarillas usadas en las colinas que rodean la capital de Malasia, Kuala Lumpur. Podrían asfixiarse.

En Inglaterra, la organización de protección de los pájaros RSPCA rescató a una gaviota cuyas patas quedaron encadenadas en una mascarilla durante casi una semana en Chemsford.
La asociación fue alertada por un transeúnte que la encontró viva pero inmóvil y la llevó a una clínica veterinaria. El ave llevaba así varios días.
Pero quienes llevan la peor parte, son los animales marinos. Los grupos ecologistas han dado la voz de alarma después de observar un número creciente de guantes de látex y otros equipos de protección en ríos y mares.
Más de 1.500 millones de mascarillas acabaron en los océanos el año pasado, es decir 6.200 toneladas de desechos plásticos adicionales, según la organización medioambiental OceansAsia.
La asociación francesa Operación Mar Limpio encontró un cangrejo muerto, atrapado en una mascarilla en la laguna de Berre, cerca de Marsella, en septiembre.