Margot Lee Shetterly encontró la veta. Allí cinceló hasta crear Hidden Figures. La vida de Florence Price puede ser una saga. Llenaría de inspiración a los amantes de las buenas historias. Solo que no versaría sobre las computistas negras de la NASA, sino en torno a compositoras de música clásica afroamericanas “de los años 20, 30 y 40 que apenas recibieron atención”.
Michelle Cann, concertista de piano y miembro de la facultad del Instituto de Música Curtis de Filadelfia está entusiasmada. Desea desenterrar del olvido a quien fuese la primera compositora negra cuya obra fue interpretada por una gran orquesta estadounidense en la década de 1930.
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“Si alguien como Price puede estar perdida durante tanto tiempo, ¿quién más podría estarlo?”, dijo Cann. “Después de ‘descubrirla’ he encontrado más nombres de algunas mujeres negras. Seres maravillosos de los años 20, 30 y 40 que apenas recibieron atención”.
La vida de Florence Price
A la vida de Florence Prince nadie le prestaba atención. “Ahora la gente se está enamorando de ella”. Como testigo del acontecimiento está el escrito de Peter Crimmins, periodista de WHYY News. Él reseñó que La Orquesta de Filadelfia estrena música de la histórica compositora negra Florence Price. Tomó la voz activa de Michelle Cann, la concertista que se ha transformado en paladín de esta figura que renace.
En su más florido momento Price tuvo dificultades para llamar la atención de directores y orquestas. Crimmins hurgó en el pasado y halló unas dolorosas declaraciones. En una ocasión escribió que sus dos “desventajas” eran su género y su raza. Murió en 1953 a los 66 años. De allí “pasó a ser solo una nota a pie de página en la historia de la música estadounidense”.
Desde Phily se han impuesto la hermosa tarea de su redención. La Orquesta de Filadelfia ha empezado a publicar grabaciones de la música compuesta por Florence Price. Tiene previsto publicar las cuatro sinfonías escritas por Price en el sello Deutsche Grammophon. Hasta ahora han publicado dos de ellas, las Sinfonías Uno y Tres, como descargas digitales.
WHYY anotó que la Primera Sinfonía en Mi Menor de Price es la que históricamente estableció su reputación. En 1933, la compositora de 46 años ganó el primer premio en un concurso para compositores negros. Esa victoria hizo que su sinfonía fuera interpretada por la Orquesta Sinfónica de Chicago, dirigida por Frederick Stock.
Michelle Cann sigue su huella
Florence Price creció en Little Rock, Arkansas. Recibió formación formal como organista y compositora en el Conservatorio de Nueva Inglaterra en Boston. Pasó gran parte de su vida adulta en Chicago, ciudad que fue su última morada.
Michelle Cann se ha propuesto mostrar la vida de Florence Prince desde el estadio de lo artístico. “De hecho, viajé a Chicago a principios de este año. Pude sentarme en el lugar donde se estrenó la sinfonía”, dijo. Estuvo en el histórico Auditorium Hall de Chicago. Allí deshojó una colección de reseñas de periódicos de hace 88 años sobre el concierto. “Sabía dónde se habría sentado Price y qué llevaba puesto”.
“La llamaron para que subiera al escenario y llevaba un precioso vestido blanco”, dijo Cann. “Me gustaría poder haber sido una mosca en la pared y verla reaccionar ante este estreno. Aunque ya lo había concebido y lo había escrito todo, para ella cobraba vida por primera vez”.
Las fuentes de su obra
En el material de WHYY se precisa que por lo general, Price no se enseña en los conservatorios y rara vez se representa. Cann ha sido una defensora de la música de Price desde que la descubrió hace apenas cinco años. Ahora toca regularmente sus conciertos con conjuntos, incluyendo la temporada pasada con la Orquesta de Filadelfia.
La obra se nutre de muchas partes diferentes de la vida de Florence Prince. “Hay una conexión con el periodo romántico, y ciertamente con Dvořák. Sus instructores y la gente a la que admiraba, esta era la música que escuchaban”, dijo Cann. “Aunque siguiera un formato determinado, sigue haciendo algo que nadie ha hecho nunca”.
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El propio Antonín Dvořák declaró al New York Herald a principios de 1893. “El futuro de la música estadounidense debe basarse en las llamadas melodías negras (…) Estos hermosos y variados temas son el producto de la tierra. Son americanos”.
“Siento esa conexión con su formación, pero por otro lado tira de la música de la América negra”, dijo Cann. “Te da una idea de las conexiones con la cultura negra y con la música negra de la época. En el tercer movimiento de la primera Sinfonía, Price se lanza a una danza Juba. Es un baile desarrollado por los africanos esclavizados en América basado en ritmos africanos. Consiste en pisar fuerte, dar palmadas y aplaudir”.
“La danza Juba es el único movimiento en el que se deja llevar. Se dedica por completo a esa danza en particular”, dijo Cann. “Era muy consciente de las raíces de esta danza. Tienes la sensación de que es una danza muy americana. Mezclada con los tambores africanos. De modo que entiendes que esto es definitivamente afroamericano”.