Decenas de miles de auxiliares médicos a domicilio perderán su trabajo por incumplir con el mandato de vacunación de Filadelfia. La fecha límite se anunció el 13 de agosto y expirará el 15 de octubre. Según los números, matemáticamente será imposible lograr la meta. Además como ponzoña está la posición de los renegados. Esos abstencionistas “simplemente no quieren que se les diga lo que tienen que hacer”.
En imaginario de muchos estaba una situación feliz en el mandato de la ciudad. Propietarios de centros de cuidados a largo plazo y personal médico celebraron. Sin embargo la realidad es desalentadora. Teri Henning, directora ejecutiva de la Asociación de Atención Domiciliaria de Pensilvania lo dijo sin ambages. “Las cifras son bastante bajas y bastante dura. Hay mucho trabajo que hacer en muy poco tiempo”.
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La atención sanitaria a domicilio es un variopinto servicio. Puede incluir cuidados de enfermería capacitados. Suministra cuidadores de hospicios y ayudantes de salud a domicilio que no tienen una formación médica específica. El segmento en deuda con la inmunización integra partes de cada uno. Sin embargo el integrado por los ayudantes de salud a domicilio es especialmente preocupante, dijo Henning.
Miles perderán su trabajo
El tema fue abordado a profundidad por Jason Laughlin. Él es un periodista parte del staff de The Inquierer Philadelfia. Escribe sobre una amplia gama de temas relacionados con los virus, incluidos los trabajadores de la salud, distribución de vacunas y los efectos del coronavirus.
Descubrió que la Asociación de Atención Domiciliaria de Pensilvania no tiene un recuento preciso de las vacunas entre los ayudantes de salud a domicilio. Citó a Henning quien hizo una sumatoria basada en conversaciones con proveedores y propietarios de negocios. De allí especuló que alrededor de la mitad de los aproximadamente 50.000 ayudantes de la ciudad no han sido vacunados. Esa podría ser una cifra mínima de los trabajadores que perderán su trabajo sino se vacunan.
Desde luego, el asunto es muy serio. Las personas a las que atienden se encuentran entre las más vulnerables de la ciudad. Muchas de ellas corren el riesgo de sufrir los peores efectos de la COVID-19 debido a su edad, enfermedad o discapacidad.
Departamento de Salud Pública
El portavoz James Garrow, del Departamento de Salud Pública de Filadelfia, dudó que una prórroga pudiera marcar la diferencia. Ampliar el lapso dado por la ciudad es una moción que está en el aire. Sin embargo la actitud de los morosos no ayuda a que esta concesión sea viable. Ellos probablemente perderán su trabajo.
Los escritores Jonathan Lai, Justine McDaniel y Erin McCarthy contribuyeron a este informe. El equipo periodístico reveló lo dicho por el portavoz del Departamento de Salud Pública de Filadelfia. “Un puñado de grandes residencias de ancianos no devolvió las llamadas en busca de información sobre sus tasas de vacunación”.
El Departamento de Salud Pública de Filadelfia reconoció el importante número de trabajadores de atención domiciliaria que no están vacunados. Algunas residencias de ancianos no habían hecho más que vacunar completamente a cerca de la mitad de sus trabajadores. James Garrow dijo que la tasa media de vacunación entre las residencias de ancianos de la ciudad era del 74%.
“Lo que más nos preocupa son las bajas tasas de vacunación en las residencias de ancianos. Allí hubo altas tasas de hospitalización y muerte. Ocurrió en esos centros a principios de la pandemia”, dijo Garrow.
Una opción: Johnson & Johnson
La salida al escollo es que los trabajadores no vacunados tomen la mono dosis de Johnson & Johnson antes del viernes. Si optan por las otras autorizadas no cumplirán con el mandato de la ciudad para el 15 de octubre.
El equipo periodístico de Jason Laughlin accedió a un comentario de Lolita Owens. Ella es asistente de salud en el hogar con Liberty Resources Home Choices y representante de SEIU. Como gremialista ha tenido conversaciones individuales con sus compañeros de trabajo para alentar la vacunación. Ella misma tenía dudas cuando la vacuna estuvo disponible por primera vez, dijo. Dos personas a las que cuida, una de ellas postrada, la convencieron de que la vacuna era segura y necesaria. Recibió su primera dosis a finales de invierno.
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“Cuando entras y sales de las casas de la gente. Cuando vas a trabajar con tus compañeros”, “deberías estar vacunado, dijo. No sólo por ti, sino también por ellos”.
Owens escucha a sus compañeros de trabajo decir que no quieren vacunarse. Algunos por razones religiosas. Raramente pocos expresaron su temor a la vacuna. “Muchos simplemente no quieren que se les diga lo que tienen que hacer”. Lo cierto es que muchos perderán su trabajo después del 15 de octubre.