Sería inapropiado determinar, que un presidente de los Estados Unidos jamás ha realizado un movimiento político sobre terreno “delicado” atrapado por fuerzas “espontáneas”, no obstante este podría ser el caso de Donald Trump, quien reavivó el casi enmudecido diálogo por la desnuclearización que lleva con Corea del Norte.
Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, tras una invitación casual que el estadounidense hiciera a través de su cuenta Twitter, celebró una histórica e improvisada cumbre en la frontera intercoreana, encuentro que ha servido para reactivar las conversaciones sobre desnuclearización, estancadas desde febrero.
Tras concluir su encuentro con Kim, Trump ha dicho que “en las próximas dos o tres semanas van a empezar a trabajar los equipos”, y que al frente de la delegación estadounidense van a estar el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el enviado especial de EEUU para Corea del Norte, Stephen Biegun.
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El presidente republicano ha dejado a medio mundo desconcertado y se transformó en el primer mandatario de EEUU que pisa territorio norcoreano, aunque brevemente, y mantuvo con Kim una cumbre informal en un edificio de territorio surcoreano próximo a la línea de demarcación con el Norte.
El líder norcoreano, Kim Jong-un, aseguró durante su encuentro con el presidente estadounidense, que “se trata un momento histórico que pretende poner fin al conflicto en la península” coreana.
Kim ha calificado como “valiente” el gesto de Trump, poco después de que el mandatario de EEUU dijese que va a invitar al líder norcoreano a visitar Washington.
“Le voy a invitar ahora mismo a la Casa Blanca”, ha dicho Trump tras encontrarse con Kim en la frontera y momentos antes de que ambos iniciaran una reunión privada junto a la línea divisoria.
La oferta fue hecha en el encuentro que tuvieron ambos gobernantes antes de que entraran a una sala para celebrar una cumbre informal, en el lado surcoreano de la frontera, en un edificio conocido como Freedom House.
Las conversaciones bilaterales sobre desnuclearización llevaban atascadas desde la fallida cumbre Kim-Trump del pasado febrero en Hanói.
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“Vamos a tener un equipo trabajando en ello”, dijo Trump antes de explicar que al frente de ese equipo van a estar el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el enviado especial de EEUU para Corea del Norte, Stephen Biegun.
El titular de la Casa Blanca ha asegurado que se ha tratado de “una reunión muy consistente” y que “no hay prisa” por completar la desnuclearización de Corea del Norte.
También quitó peso a unas recientes pruebas de misiles realizadas por Corea del Norte, argumentando que se trató de proyectiles de corto alcance “que cualquier país prueba con regularidad”, y dijo que de momento no se va a levantar ninguna las sanciones que pesan sobre el régimen de Pionyang.
Con respecto al comentario realizado anteriormente por Trump diciendo que iba a invitar a Kim para que visite la Casa Blanca, el presidente estadounidense ha dicho que se lo ha propuesto antes de que comenzara su reunión a puerta cerrada.
“Se lo he preguntado fuera. Le he dicho, ‘¿Sabes qué? En el momento adecuado vas a venir, los dos vamos a estar ahí’ Pero aún nos queda camino por recorrer. Veremos”, ha afirmado sin especificar cuál ha sido la reacción de Kim a la propuesta informal.