Figura de YouTube, empresario y ahora autoproclamado rostro del boxeo: Jake Paul es un experto en reinventarse que dio un golpe maestro el viernes con su victoria ante Mike Tyson en una de las peleas más esperadas y mediáticas.
Paul, de 27 años, ha sabido transformar su fama como celebridad de Internet en una lucrativa carrera en los deportes de combate, cuyo punto culminante fue su triunfo ante el legendario pero envejecido ‘Iron Mike’, tres décadas mayor que él.
El combate, ganado por Paul por decisión unánime, se celebró frente a más de 72.000 espectadores en Arlington (Texas) y una audiencia potencial de millones de espectadores a través de Netflix, que llevó a cabo un enorme esfuerzo publicitario para la primera velada de boxeo que retransmitía en vivo.
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Paul, cuyo patrimonio neto se estima en unos 80 millones de dólares, saltó a la fama en 2013 publicando vídeos cortos en el sitio Vine, ahora desaparecido, que le granjearon un ejército de seguidores y miles de millones de visitas.
Un año después exportó sus contenidos virales a YouTube y lanzó su propio canal, que se hizo famoso por sus polémicas, bromas pesadas y hip-hop.
En 2015 realizó una incursión televisiva en “Bizaardvark”, una serie para público adolescente de Disney Channel.
Esa aventura terminó en 2017 en medio de una creciente atención sobre algunas de las actividades de Paul en YouTube, como prender fuego a muebles en una piscina vacía de su lujosa casa de Los Ángeles.
También comenzó a adentrarse en el boxeo de celebridades siguiendo los pasos de su hermano mayor, Logan Paul, quien peleó contra el ‘influencer’ inglés KSI en Manchester en 2018.
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Aunque fue ridiculizada por el mundo del boxeo tradicional, esa cartelera -en la que Jake Paul participó enfrentando al inglés Deji Olatunji- despertó el interés de los inversores deportivos al vender alrededor de 1,3 millones de pases de pago por visión.
“Es el entretenimiento”
En enero de 2020, Paul debutó como profesional frente el ‘youtuber’ inglés AnEsonGib en la cartelera de un combate por un título mundial de peso medio.
Desde entonces ha ido subiendo regularmente a los rings y ganando respeto en este deporte, especialmente tras plantar cara el año pasado al británico Tommy Fury, que sólo pudo batirlo por decisión dividida.
El éxito de su nueva carrera, en la que suma 11 victorias en 12 peleas, se alimenta de sus seguidores en las redes sociales (27 millones en Instagram y 20 millones en YouTube), que garantizan la asistencia a sus eventos y lo convierten en un poderoso atractivo para los promotores.
“Está en una posición a la que la mayoría de los boxeadores jóvenes nunca llega”, dijo el ex campeón mundial del peso welter Shawn Porter, actual analista televisivo.
“Él tiene cientos de miles o millones de personas viéndole, mientras que la mayoría, incluso los (boxeadores) olímpicos, cuando tenemos nuestras primeras cinco o 10 peleas, no hay nadie en el estadio, no tenemos el mismo tipo de audiencia”, argumentó Porter. “Es un novato que está consiguiendo una exposición de verdadero profesional”.
El característico descaro de Paul, sin embargo, no es del agrado de todos.
Las ruedas de prensa de promoción del combate contra Tyson estuvieron plagadas de blasfemias y el martes acudió a un entrenamiento con un extraño tocado de plumas en forma de gallo, el apodo que utiliza este púgil que el año pasado presumió de haber comprado una mansión en Puerto Rico por 16 millones de dólares.
“A la gente le encanta odiarme y yo soy fácil de odiar. Digo y hago cosas intencionalmente para que la gente me odie”, dijo Paul a la prensa tras derrotar a Tyson. “Eso es lo que me gusta hacer y eso es lo que es el entretenimiento”.
Por: AFP