Con la inevitable y nostálgica evocación de sus pasados años de esplendor, el Jai-Alai cumple un centenario en Miami reivindicando que no solamente es un juego de pelota sino un «puente cultural» que conecta con sus raíces vascas.
Para celebrar este hito y símbolo de Miami en las décadas de 1970 y 1980, cuando por las noches miles de personas abarrotaban el frontón, la World Jai-Alai League realizó en días pasados una serie de partidos y presentaciones a cargo de destacadas figuras de este deporte.
“El centenario del jai-alai en Miami es un hito significativo no solo para el deporte, sino por los lazos culturales que ha fomentado entre Miami y el mundo, como puente cultural conectando a Miami con sus raíces vascas”, dijo el director de operaciones de la World Jai-Alai League, Scott Savin.
El directivo refiere que Jai-Alai, que significa “fiesta alegre” en lengua euskera, posee un profundo sentido de la historia impregnado de tradición con raíces en la cultura vasca, que ha sabido mantener un atractivo global, especialmente en el sur de Florida.
Es además un deporte de frontón “único y emocionante de ver jugar por su combinación de habilidad, reflejos y estrategia”; además es el segundo juego de pelota más rápido del mundo, por detrás del golf, consiguiendo velocidades de hasta 300 kilómetros por hora.
La época dorada
Fueron los años 70 y 80 la época en que este deporte reinó en las apuestas en Miami, hasta quedar atado a la desenfrenada vida nocturna de la urbe floridana, tal como fue captado en la popular serie de televisión “Miami Vice” y la película “Scarface” con Al Pacino como protagonista.
En su auge, el Jai-Alai se convirtió en un deporte glamuroso y de máxima popularidad, inherente a la agitada vida nocturna de la ciudad, de sus excesos y reputación de lugar de recreo para ricos y famosos.
Comenta Scott Savin que celebridades como Frank Sinatra y Jackie Gleason o iconos deportivos como Joe DiMaggio y Mohamed Ali asistían al Jai-Alai en Miami.
Hasta Meyer Lansky, uno de los más poderosos gánsteres de América, frecuentó el frontón, cruzó apuestas y ocupó uno de los asientos preferenciales en las gradas, que podían reunir hasta 10.000 espectadores por noche.
Además, “la gente iba al frontón por la noche porque en aquel tiempo no había baloncesto, ni baseball, ni hockey” comenta en una entrevista con agencias internacionales de noticias, el vasco Juan Ramón Arrasate, excampeón de Jai-Alai y hoy entrenador de la World Jai-Alai League.
En su época dorada hubo hasta 18 frontones en Estados Unidos y cerca de 500 de pelotaris vascos. Hoy solo queda uno pequeño en Miami, el Magic City Fronton, y otro en Connecticut, revela el expelotari Arrasate.
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La fuente del explosivo éxito del Jai-Alai radico en la novedad, cuando solo se jugaba cuatro meses al año y tres o cuatro veces por semana. “La gente nos esperaba en masa el primer día que llegábamos de Euskadi”, recuerda Arrasate.
Entonces comenzó a masificarse el juego “porque las empresas iban detrás del dinero de las apuestas y abrieron más frontones, hasta el punto que jugábamos todo el año y ocho o nueve veces a la semana” dice el que fuera una de las grandes figuras de este deporte.