Nunca como antes el sentido del viejo dicho “error fatal” había sido tan literal. Una decisión errónea de las Fuerzas Armadas iraníes causó el derribo del vuelo 752 de Ukraine International Airlines con 176 personas a bordo el 8 de enero, minutos después del despegue del aeropuerto de Teherán.
Luego que el comandante de la Fuerza Aeroespacial del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán, general Amir Alí Hajizadeh, reconociera el 11 de enero que derribaron el avión ucraniano “involuntariamente y por un error humano”, los iraníes mostraron su consternación y rabia mediante protestas en la calle.
La policía y otras fuerzas de seguridad iraníes emplearon munición real y gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes que protestaban contra las autoridades por negar en un principio que habían derribado el Boeing 737.
Un gran despliegue de antidisturbios trató de impedir el domingo en Teherán amplias protestas contra el sistema islámico, pero los ciudadanos lograron realizar varias concentraciones de rechazo.
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Hubo convocatorias a través de las redes sociales para celebrar una vigilia en honor a las víctimas y protestar contra las autoridades en la plaza Azadi de Teherán, donde se produjeron choque el domingo en la noche.
Ciudadanos se acercaron a la simbólica plaza gritaron “el clérigo se tiene que ir”, en alusión al sistema teocrático del país según informaron las agencias internacionales.
Los vídeos difundidos en las redes sociales mostraron también pequeñas protestas en otras áreas del centro de Teherán y en las universidades de Amir Kabir, Alameh Tabatabaí y Shahid Beheshtí.
“Guardia Revolucionaria inútil, autora del asesinato de la nación” y “Cañones, tanques y gases lacrimógenos ya no tienen efecto, tengan miedo, nosotros todos estamos unidos” fueron algunos de los lemas coreados.