Técnicamente, la seguridad alimentaria no debería ser un problema para las ciudades de Estados Unidos. Anualmente el país produce aproximadamente 4.000 millones de toneladas métricas de alimentos, cantidad suficiente para alimentar a todos los habitantes del planeta, según las Naciones Unidas.
Sin embargo, la situación real es muy diferente y la región de Filadelfia ejemplifica esta paradoja, pues en ella uno de cada diez hogares no tiene acceso a alimentos asequibles y saludables de forma constante según datos de 2020.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) considera a estos hogares como “inseguros alimentarios”. En Filadelfia cerca de 250.000 personas carecen de acceso a alimentos nutritivos para llevar una vida sana.
De acuerdo a un reportaje del Philadelphia Inquirer, de cada 100 hogares en Filadelfia, 16 se enfrentan a la inseguridad alimentaria. En toda la región de Filadelfia, son 10 de cada 100. Los hogares nativos, afroamericanos y latinos son los que más sufren el flagelo social.
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Para poder encontrar una explicación a las circunstancias que han determinado la falta de acceso a alimentos nutritivos hay que referirse a la pobreza y al racismo sistémico. Estos dos factores generan en la población dificultades para acceder a viviendas, atención sanitaria, educación y empleo.
Ciclo de pobreza
Mariana Chilton, directora del Centro para Comunidades sin Hambre de Drexel e investigadora sobre la inseguridad alimentaria sostiene que estos agentes conducen a un ciclo de pobreza y deficiencias nutritivas.
“Los niños no rinden en la escuela y para cuando llegan a la secundaria, es probable que tengan problemas importantes”, dijo Chilton. “Lo que afecta a su bienestar económico más adelante porque no puedes ganar suficiente dinero, no tuviste una buena educación, y puede que no te paguen tan bien, etc.”
“Cuando uno se convierte en padre, puede estar muy atrasado, profundamente pobre, y luchando por alimentar a su hijo, y todo continúa de nuevo”, explica la directora.
El 71% de los hogares con inseguridad alimentaria en Filadelfia tienen unos ingresos anuales inferiores al umbral de pobreza federal.
Economía y discriminación
Chilton afirma que la circunstancia no se resuelve con los alimentos en sí. Se trata de un problema basado en la economía y en sistemas discriminatorios que aíslan a las comunidades y a su población de las finanzas y los recursos necesarios para acceder a alimentos nutritivos.
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“Filadelfia tiene una larga historia de exclusión de ciertos vecindarios y una desinversión muy organizada en otros”, dijo.
La inseguridad alimentaria es más compleja que la simple falta de tiendas de comestibles cercanas. La gente suele vivir en zonas con abundancia de tiendas de comestibles, pero eso no significa que sean asequibles para la mayoría.
En Filadelfia, hay más tiendas que venden alimentos ricos en calorías, grasas, azúcares y sal que tiendas de comestibles que venden productos asequibles y otros alimentos ricos en nutrientes,
Según Hans Kersten, pediatra del Hospital Infantil St. Christopher e investigador de la inseguridad alimentaria esto dispara un consumo malsano de alimentos. “La inseguridad alimentaria es en realidad sólo un síntoma de vivir en la pobreza” afirma el pediatra.