Las olas de calor son cada vez más frecuentes e intensas; los incendios forestales aumentan en número y todo esto conlleva a problemas de salud en las personas, fauna y ecosistemas, pues se ve gravemente afectada la calidad del aire.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) afirmó en un nuevo informe que la interacción entre la contaminación y el cambio climático será un castigo adicional para millones de personas.
El impacto del humo de los incendios forestales en 2021, cuando las condiciones tan cálidas y secas ayudaron a los incendios en el oeste de Norteamérica y Siberia, produjo subidas generalizadas en los niveles de partículas pequeñas nocivas para la salud.
Mientras el planeta se caliente, aumentarán los incendios forestales y la contaminación del aire asociada. «Además de los impactos en la salud humana, esto afectará a los ecosistemas a medida que los contaminantes del aire se asienten de la atmósfera a la superficie de la Tierra», dijo Petteri Taalas, secretario general de la OMM.
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Indiscutiblemente, según el informe, la calidad del aire empeorará y las olas de calor serán más duraderas y aquí la OMM esgrimió un concepto importante para el futuro del planeta: la penalización climática, que puede definirse «como el efecto de amplificación del cambio climático en la producción de ozono troposférico, que impacta negativamente en el aire que respiran las personas».
Las zonas más afectadas por este fenómeno serán en Asia, donde convive una cuarta parte de la población mundial. Si las emisiones de gases de efecto invernadero siguen altas, los niveles de ozono aumentarán en áreas muy contaminados, especialmente en el continente anteriormente mencionado. Así, las olas de calor, cada vez más comunes debido al cambio climático, continuarían provocando una degradación de la calidad del aire.
Efectos en la salud
Si un país reduce significativamente los niveles de contaminación del aire, se llega a disminuir la carga de morbilidad derivada de accidentes cerebrovasculares, cánceres de pulmón y neumopatías crónicas y agudas, entre ellas el asma. También serán menores los padecimientos cardiovasculares y respiratorios de la población, tanto a corto como a largo plazo.
En 2019, el 99% de la población mundial vivía en lugares donde no se respetaban las directrices de la Organización Mundial de la Salud sobre la calidad del aire. La misma organización ha estimado que la contaminación atmosférica en las ciudades y zonas rurales de todo el mundo provoca cada año 4,2 millones de defunciones prematuras.
Un 91% de esas defunciones prematuras se producen en países de bajos y medianos ingresos, y las mayores tasas de morbilidad se registran en las regiones de Asia Sudoriental y el Pacífico Occidental.