Sabemos que a Trump le gusta hacer afirmaciones escandalosas sobre lo inteligente que es y lo que ha logrado. Pero sabemos que miente e incluso después de casi tres años de constantes mentiras y exageraciones, no podemos acostumbrarnos a sus afirmaciones y puede sorprendernos.
Dijo desde el primer día que él era el único que podía hacer algo con respecto a la economía y que iba a hacer algo con los países que habían estado aprovechándose de Estados Unidos. Que tiene las mejores credenciales porque se graduó de Wharton, porque tiene “un gran cerebro” y es un “genio estable”. Dijo que podía hacer un trato con cualquiera y que sabía cómo ganar y comenzó a deshacer todos los acuerdos con otros países y organizaciones. Procedió a atacar a nuestros amigos en la OTAN, desmanteló el TLCAN y retiró a nuestro país de los Acuerdos Climáticos de París alegando que no hay calentamiento global.
Dijo que creía en las negativas de Putin en vez de las diecisiete agencias de inteligencia que acusaron al dictador ruso de interferir en las elecciones de 2016. Y sus seguidores aún votarían por él, dispuestos a dejar de lado sus mentiras y distorsiones. Mitch McConnell y el resto del liderazgo del Partido Republicano no han podido reaccionar a los ataques viciosos de Trump contra líderes negros como Sharpton y el Representante Cummings. No se movieron para reaccionar ante el hecho de que parecía haber ido demasiado lejos atacando a The Squad, las cuatro congresistas, pidiéndole a Netanyahu impedir que dos de ellas entraran a Israel.
Es increíble creer que los hispanos, las mujeres, los musulmanes y otros que han sufrido las decisiones de Trump no votarán para detenerlo. Algunos expertos como Ray Suárez afirman que uno de los puntos de datos de un estudio reciente muestra que los votantes latinos parecen más motivados que entusiasmados con la elección. Él cree que están desilusionados por el tono del debate nacional sobre las elecciones, decidiendo “Estoy loco como el diablo y me voy a quedar en casa”. Él dice que la salud, la educación y la deuda estudiantil son temas más importantes para ellos que inmigración.
Y ahora, en el escenario internacional en la reunión del G-7 en París, Donald Trump estaba desquiciado, pareciendo ignorante y estúpido, mintiendo sobre cosas obvias que podrían verificarse de inmediato, exagerando sus logros y atacando a su predecesor en la Casa Blanca. Dijo que Putin tomó Crimea de Obama después de afirmar que él es un ambientalista, cuando todos saben que no lo es, y no participó en la discusión del G-7 sobre el medio ambiente mientras mentía sobre la razón. Dijo que tenía que encontrarse con Angela Merkel y el primer ministro indio Modi, pero ambos estaban en la reunión. El mundo fue testigo de su locura. Veamos qué sucede cuando el Congreso regrese de vacaciones. Les está diciendo a los asistentes que infrinjan la ley para construir su muro, prometiendo perdonarlos si son atrapados. El Partido Republicano finalmente debe entender que la locura de este hombre podría causar graves daños permanentes al mundo.
Editorial