La presencia silenciosa de una diminuta pero peligrosa invasora preocupa a científicos y autoridades ambientales en Estados Unidos, especialmente en Florida. Se trata de la Brachyponera chinensis, conocida como la hormiga asiática de aguijón, un insecto que, a pesar de su tamaño discreto, representa una amenaza tanto para la salud pública como para la biodiversidad local, según lo han reportado a medios de comunicación autoridades del estado.
Esta especie originaria de Asia llegó a territorio estadounidense en 1932, específicamente al estado de Georgia. Sin embargo, pasó desapercibida durante décadas hasta que, en los últimos 20 años, comenzó a expandirse aceleradamente hacia otras regiones del sureste del país. Hoy se le ha detectado en más de una docena de estados, incluyendo Connecticut, Texas, Wisconsin, Washington y, más recientemente, Florida, donde el clima cálido y húmedo favorece su rápida proliferación.
A diferencia de otras plagas invasoras que suelen ser más visibles o dejar daños estructurales evidentes, la hormiga asiática de aguijón se camufla en entornos cotidianos como jardines, parques, zonas boscosas y áreas urbanas con vegetación frondosa. Se esconde bajo troncos, piedras, escombros, macetas y montones de hojas secas. Esta característica hace que muchas veces pase inadvertida hasta que alguien sufre una dolorosa picadura.
El mayor peligro radica en su potente aguijón. El profesor Daniel Suiter, experto en entomología de la Universidad de Georgia, advierte que su veneno puede desencadenar reacciones alérgicas severas, e incluso anafilaxia, en personas sensibles a las picaduras de insectos. En Georgia ya se han documentado casos críticos relacionados con esta especie. Por ello, Suiter recomienda que quienes padecen alergias graves aprendan a identificarlas y lleven consigo un EpiPen al realizar actividades al aire libre.
Una amenaza latente
No obstante, la amenaza de la hormiga asiática de aguijón no se limita al riesgo para la salud humana. Según el Servicio Forestal de Estados Unidos, esta especie desplaza a hormigas nativas que cumplen funciones ecológicas clave, como la dispersión de semillas en los bosques. Estudios recientes demostraron que en zonas invadidas, dicha actividad disminuye drásticamente lo que podría afectar el desarrollo de nuevas plantas y alterar la composición de los ecosistemas a largo plazo.
Además, esta hormiga es una eficaz depredadora de otros insectos, como termitas, escarabajos y saltamontes, afectando el equilibrio de la fauna local. Sumado a esto, su forma de cazar sin dejar rastros químicos dificulta su control, pues no forman los típicos senderos de feromonas que permiten ubicar sus colonias.
Las autoridades forestales y expertos en control de plagas aconsejan a la población extremar precauciones durante la temporada de mayor actividad, que ocurre entre julio y agosto cuando las colonias alcanzan su pico poblacional. Recomiendan no manipularlas directamente y en caso de dudas, tomar una foto o enviar una muestra a una oficina de extensión agrícola local para su correcta identificación.
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Aunque la erradicación total de la hormiga asiática de aguijón se considera poco probable, los expertos insisten en que la vigilancia constante y la detección temprana son fundamentales para mitigar su impacto. La coexistencia responsable y la educación de la comunidad se perfilan como las mejores armas para enfrentar esta silenciosa invasión que, de no atenderse, podría seguir expandiéndose por los espacios verdes de Florida.