El tema de la ubicación del nuevo incinerador de deshechos con un costo de 1.500 millones de dólares, que reemplazará a la planta destruida por un incendio en febrero de 2023, mantiene a las autoridades del condado de Miami-Dade en medio de un torbellino político.
A pesar de la necesidad de la construcción de dichas instalaciones, los funcionarios condales no logran llegar a un acuerdo e inclusive algunos esperan la intervención de un miembro de la familia Trump para dirimir el conflicto.
Las propuestas presentadas dieron cuenta de tres potenciales ubicaciones para la construcción incinerador; el primero era el sitio original de la instalación en Doral, el segundo un área industrial en Medley y el terreno del antiguo Aeropuerto Opa-locka West en los límites de Miami-Dade con la ciudad de Miramar, pero ante esta posibilidad el alcalde de esta urbe amenazó con tomar acciones legales si seguían adelante con esa idea.
Frente a este panorama y valorando todas las alternativas, la alcaldesa Daniella Levine Cava hizo pública su recomendación en noviembre pasado y propuso ubicar el nuevo incinerador en el mismo lugar donde estaba la planta anterior, en Doral, bajo el argumento de que es la opción más económica y segura.
No obstante la oposición hacía esa propuesta ha crecido apresuradamente, con líderes locales, residentes y autoridades que rechazan esa iniciativa.
La anterior planta procesadora de basura fue el origen de quejas constantes por los malos olores y las cenizas que producía y que afectaban a las comunidades aledañas. Pero Levine Cava asegura que la nueva instalación contaría con tecnología de avanzada para evitar estos problemas.
El comisionado de Miami-Dade, Juan Carlos Bermúdez y la alcaldesa de Doral, Christi Fraga, consideran que ubicar la planta en Doral es un error y por eso han buscado aliados influyentes, como Eric Trump, para suspender ese proyecto.
Una proximidad inconveniente
El Trump National Doral Miami es uno de los resorts más destacados de la Organización familiar de la reconocida familia y está ubicado a unas tres millas del lugar propuesto para construir el nuevo incinerador; esta proximidad ha hecho que Eric Trump, hijo del presidente electo se involucre en la disputa.
Eric, quien supervisa el negocio de complejos turísticos del su padre, considera que la construcción del incinerador perjudicaría no solo al resort, sino también a la comunidad de Doral.
De acuerdo con Félix Lasarte, cabildero de la Organización Trump, el incinerador representa una mala opción tanto para el resort como para los residentes cercanos en Doral. Dijo también que aunque Donald Trump no se ha pronunciado públicamente, nunca estuvo conforme con la presencia del incinerador anterior debido a las chimeneas y el impacto ambiental en la zona.
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De acuerdo con el vocero de la Organización Trump, Eric manifestó sus preocupaciones directamente a la alcaldesa Levine Cava, quien, según fuentes cercanas, se comprometió a reconsiderar la propuesta y posponer la votación que estaba programada para el 3 de diciembre.
La decisión final sobre este tema dependerá de un equilibrio entre costos, tecnología y política local, factores que mantienen a la comunidad en vilo.