Los haitianos residenciados en Florida prepararon un singular recibimiento de bienvenida a sus compatriotas que lograron llegar al territorio estadounidense.
Miembros de la comunidad de Little Haiti (La Pequeña Haití) colocaron mesas con comidas típicas de la isla y música para darle la bienvenida a los migrantes recién llegados.
Entre los presentes estaba la familia de Jean Baptiste. Él llegó hace pocos días a Estados Unidos luego de emprender una odisea a pie desde Brasil. En el grupo viajaron otros cientos de haitianos, pero fueron detenidos en México.
Casi todos tuvieron problemas de salud. Los más afortunados presentaron enormes llagas en los pies y bajaron de peso, pero ese era el precio que estaban dispuestos a pagar para coronar el sueño americano.
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La mayoría de ellos habían emigrado de su tierra plagada de severos problemas económicos y sociales. Se radicaron en países de Suramérica pero llegó la pandemia y los primeros en quedar desempleados fueron ellos. Entonces decidieron emprender una larga caminata hacia “la tierra prometida”.
Jean Wisner describió la travesía como dura y peligrosa. Ahora se siente feliz por el recibimiento y por reunirse con su esposa y su hija. “Nos gustaría darles la bienvenida porque han pasado por muchas cosas. Están tratando de llegar a la tierra prometida”, dijo Emeline Alexis-Schulz, organizadora del evento.
Cada año los miembros de la comunidad de haitianos en Miami organizan actividades para recibir a las personas que se integran al vecindario para trabajar y progresar con honestidad. La Pequeña Haití es uno de los barrios más pintorescos del norte de Miami. Allí sus habitantes han creado un nuevo mundo en el que mantienen vivas sus costumbres.
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En los últimos meses se ha desatado una crisis de migrantes haitianos en la frontera de México con Estados Unidos. Miles de ellos llegan empujados por una depresión económica sin precedentes. Para ellos no hay oportunidades en la región, denuncian algunas organizaciones no gubernamentales.
Las autoridades mexicanas se han visto desbordadas por el flujo de haitianos. Por ello el gobierno de México prepara un decreto para regularizar la situación migratoria de unos 45.000 haitianos. Consideran inhumano tener que regresarlos. Diez estados podrían ampararlos para brindarles oportunidades de empleo y una vida digna. El Instituto Nacional de Migración prepara los primeros traslados a diversas regiones del país.
Cientos de ellos permanecen en México con una tarjeta de “visitantes por razones humanitarias”. El asesinato del primer ministro Jovenel Mois acentuó la crisis y con ello el extraordinario flujo migratorio.