Un curioso caso médico que ocurrió entre 2021 y 2022, salió a la luz recientemente. Una mujer ingresó en el hospital de Canberra, capital de Australia, con un cuadro de depresión, pérdidas de memoria, tos, vómitos, terrores nocturno y dolor de estómago. Tras decidir operarla, los médicos extrajeron un gusano vivo de 8 centímetros del lóbulo frontal lesionado, algo que nunca antes se había registrado.
«Definitivamente no era lo que esperábamos. Todo el mundo quedó en shock», dijo la doctora Hari Priya Bandi a BBC Mundo, la neurocirujana que operó a la paciente. Los médicos dijeron que el parásito pudo haber estado vivo en el cerebro de la mujer hasta por dos meses, pues al principio se le hizo una biopsia que no reveló la presencia del gusano, solo se veía la lesión.
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Este tipo de gusanos cerebrales son comunes en un tipo de pitón originaria de Australia y la mujer se infectó tras consumir unas hierbas que recolectó ella misma y que debían contener heces de pitón donde había larvas de este parásito.
Hay algo que deja en relevancia este caso y lo comentaron los especialistas involucrados: cada vez se hace más difusa la raya entre las enfermedades e infecciones de animales a humanos.
Un artículo de la revista Emerging Infectious Diseases mostró las opiniones de Mehrab Hossain, experto australiano en parasitología. Dijo que sospecha que la mujer se convirtió en una «huésped accidental» después de usar las plantas recolectadas. En los últimos 30 años, han aparecido en Australia 30 nuevas infecciones nunca antes vistas.