Todos los involucrados en el sistema de contención de movimientos migratorios masivos nacidos en el Triángulo Norte, va a ser puestos a prueba por una caravana de hondureños que de forma fragmentada partió desde el martes de San Pedro Sula, una ciudad del Valle de Sula, ubicada en el norte de Honduras.
La odisea, como todas las aventuras de su tenor, partió con pocas posibilidades de éxito, debido a que la administración Donald Trump ha allanado con dispositivos diplomáticos a las naciones septentrionales de Centroamérica y al parecer tiene a favor de su visión en materia del procesamiento de casos migratorios al gobierno mexicano de López Obrador.
De acuerdo a un reporte elaborado por Paulina Villegas y Kirk Semple para The New York Times los atomizados peregrinos, pretenden llegar hoy a Guatemala huyendo de la falta de empleo y la inseguridad, que asola a Honduras.
Puedes leer: EE.UU. invertirá en Guatemala $1.000 millones para frenar la inmigración ilegal
De acuerdo a relatos de agencias de prensa internacionales, los migrantes encontraron cierta resistencia en la frontera guatemalteca cuando la policía hondureña disparó gas lacrimógeno para repeler a un grupo que intentaba cruzar. Un portavoz del ministerio de seguridad hondureño dijo que el grupo había tratado de salir del país sin pasar por los controles migratorios adecuados.
La convocatoria a la caravana de este miércoles, de la que unos 200 inmigrantes salieron a pie el martes por la noche, con rumbo a Corinto, otro punto fronterizo con Guatemala, no la hizo ningún grupo social. Simplemente apareció en redes sociales y centenares se dieron por enterados.
La falta de un líder al frente de la caravana creó el martes confusión entre muchos de los inmigrantes, que al final se dividieron, unos viajando por Corinto y otros, la mayoría, por Agua Caliente.
La mayoría de los inmigrantes son jóvenes, que podrían ser una importante fuerza laboral para su país, en el que no encuentran oportunidades de crecer a través de un empleo con salario digno.
A pocos kilómetros de llegar a Agua Caliente, en el occidental departamento de Ocotepeque, agentes de la Policía Nacional detienen a todas las personas, sean inmigrantes de la caravana o no, que quieren cruzar a Guatemala, como parte de un “control” para saber si entre ellos van indocumentados o personas que tengan pendiente orden de captura por algún delito o crimen cometido.
“Hasta ahora todo está normal por aquí, no ha habido mucha gente circulando, quizá unas 1.700, eso es normal”, dijo un oficial de la Policía Nacional, que participaba en la operación.
Los primeros integrantes de la caravana comenzaron a llegar a Agua Caliente hacia las 16:00 horas locales, algunos en microbuses, procedentes de la ciudad de Nueva Ocotepeque, y otros a pie, en grupos de seis, diez y hasta una treintena.
En el recorrido muchos inmigrantes, que aseguran que no llevan dinero, ni comida, piden ayuda a personas particulares.
En la caravana, los inmigrantes corearon “Fuera JOH” (Juan Orlando Hernández, presidente de Honduras) y reiteraron que no le temen al endurecimiento de las leyes migratorias por parte de Estados Unidos.
Freno puesto en Guatemala
A diferencia de otros tiempos, este tipo de caravanas, que han enojado al Presidente de los Estados Unidos, encuentra en Guatemala al recién investido al presidente Alejandro Giammattei, quien juró su cargo esta semana, y dijo el miércoles que su gobierno honraría los acuerdos migratorios centroamericanos que permitían a los hondureños entrar a Guatemala siempre y cuando tuvieran la identificación adecuada.
La caravana recordó las grandes movilizaciones de migrantes, en su mayoría centroamericanos, que provocaron la ira del Sr. Trump, quien obligó a sus contrapartes regionales a intensificar sus esfuerzos de aplicación de la ley migratoria, congelando la ayuda estadounidense y amenazando los aranceles.
Bajo la presión de la administración Trump, los países del Triángulo del Norte -Guatemala, Honduras y El Salvador- han firmado acuerdos con la administración Trump que exigen a los migrantes que pasan por uno de esos países que primero soliciten asilo allí antes de solicitarlo en los Estados Unidos.
El acuerdo con Guatemala es el único de los tres que se ha puesto en vigor, y en las últimas semanas las autoridades estadounidenses han empezado a enviar a los solicitantes de asilo hondureños y salvadoreños de vuelta a Guatemala para que soliciten refugio allí.
Puedes leer: Pelosi nombró siete “fiscales” para acusar a Trump en el impeachment
La presión de la administración Trump el año pasado también obligó a México a endurecer su aplicación de la ley de migración, lo que llevó al despliegue de miles de fuerzas de seguridad mexicanas para ayudar a detener a los migrantes indocumentados mientras viajaban hacia el norte.
En la frontera de Estados Unidos, la administración Trump ha impuesto políticas cada vez más restrictivas, incluyendo la expansión de un programa que devuelve a ciertos migrantes a México mientras sus casos de inmigración se llevan a cabo en los tribunales estadounidenses. Los funcionarios de la administración esperan que la táctica disuada aún más a la gente de buscar refugio en los Estados Unidos.