Con el verano en pleno apogeo y las alertas de olas de calor, las altas temperaturas sostenidas representan una amenaza silenciosa, pero grave, para las poblaciones más vulnerables. Expertos advierten que los bebés y niños pequeños son particularmente susceptibles a los efectos nocivos de la exposición al calor sin las precauciones adecuadas, lo que subraya la urgencia de tomar medidas preventivas.
“El golpe de calor ocurre cuando la temperatura corporal aumenta rápidamente y una persona no puede enfriarse. Puede poner en riesgo la vida si ocasiona daños en el cerebro y otros órganos vitales. Puede deberse a hacer actividades extenuantes cuando hace calor o a estar en un lugar caluroso durante demasiado tiempo”, señaló la Clínica Mayo.
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La fragilidad de los sistemas termorreguladores de los infantes los convierte en las primeras víctimas de golpes de calor y deshidratación. Hay algunos síntomas a tomar en cuenta:
- Sobrecalentamiento debido a insolación o acción directa del sol sobre zonas vitales del cuerpo, en especial la cabeza
- La insolación se acompaña de cefalea, un dolor de cabeza punzante y en casos extremos, confusión y pérdida de conocimiento
- Fatiga
- Se producen calambres musculares
- Se producen náuseas y/o vómitos
- Erupción cutánea
- Aumento de las pulsaciones o frecuencia cardiaca
- En algunos casos se sienten problemas para respirar y sensación de falta de aire
Ante cualquiera de esos síntomas se debe llevar al bebé inmediatamente a un centro médico. Por su parte, Children’s Health recomendó que “la hidratación adecuada, la ropa adecuada y los períodos de descanso son fundamentales para evitar enfermedades por calor”.