En diciembre del año pasado el Gobierno Federal de México afirmó que había conseguido reducir en casi 70% el número de personas que llegan a su frontera con Estados Unidos, gracias a su plan contra la migración irregular. Sin embargo cifras de la Organización Internacional sobre las Migraciones (OIM), indican que dicha frontera es la segunda con mayor mortandad en el mundo.
Según las citadas estadísticas, el número de migrantes que falleció en su intento por cruzar el río Bravo siguió al alza durante 2019, un año en el que el Gobierno mexicano optó por asignarle tareas migratorias a la Guardia Nacional.
Según el Proyecto de Migrantes Desaparecidos de la OIM, al menos 497 personas murieron en la frontera entre México y Estados Unidos el año pasado, superando las 442 muertes contabilizadas el 2018 y muy por encima de los 306 casos registrados en 2014 que es el año en el que comenzó el conteo por parte del organismo internacional.
La cifra coloca a la frontera norte de México como la segunda más mortífera del mundo para los migrantes, detrás de la ruta del Mediterráneo con destino a Europa y por delante de regiones como África subsahariana que es una zona afectada por enfermedades, conflictos armados y el yihadismo, según información publicada en el diario El Universal de México.
En los últimos cinco años al menos 2.959 personas perdieron la vida mientras migraban entre países de América. De ellas más del 60% (unas 1.871) perdieron sus vidas en la frontera entre México y los Estados Unidos.
Más de mil muertes fueron registradas en el resto de América Latina y el Caribe entre 2014 y 2018, aunque la dificultad en cuanto a obtener informes confiables, en particular en alta mar o en zonas selváticas remotas, implica que la cifra real de muertes de migrantes probablemente es mucho mayor.
El Proyecto Migrantes Desaparecidos de la OIM informó que al menos 30.510 personas han perdido la vida al intentar migrar de forma irregular en todo el mundo. Se registraron más de 19 mil decesos y desapariciones por ahogamiento, no solamente en el Mar Mediterráneo sino también en el Río Grande, la Bahía de Bengala y muchas otras rutas en ultramar.
Debido a la falta de fuentes oficiales de información sobre las muertes acaecidas durante viajes migratorios, y la correspondiente ausencia de detalles sobre la mayor parte de los fallecidos en tales viajes, estas cifras deben interpretarse como estimaciones mínimas.