Florida fue el lugar del mundo con más mordeduras de tiburones a humanos en 2023, y quizá ese dato podría hacer que algunos vacacionistas se replanteasen ese viaje a las playas del estado sureño. Sin embargo, los expertos aseguran que esos animales no son los monstruos marinos que la gente se imagina.
En 2023, de los 69 ataques de tiburones no provocados, 16 se registraron en Florida, lo que significa un 23% de la cifra global, según un informe publicado recientemente por la Universidad de Florida (UF).
Las mordeduras a personas ocurren cuando hay muchos tiburones y mucha gente en el agua, dos condiciones que se dan en Florida, según explica en una entrevista con AFP el coautor del informe, Gavin Naylor.
La latitud subtropical del estado hace que muchos escualos se muevan por las aguas de su plataforma continental, ricas en nutrientes y por tanto en peces que les sirven de alimento. Y también los extensos kilómetros de playa, el buen clima y la fama de ser divertida atraen a numerosos turistas a territorio floridano.
“Cuando los tiburones persiguen a los peces, las personas pueden cruzarse en su camino y los tiburones se equivocan y las muerden”, afirma Naylor, quien dirige en Florida el programa para la investigación sobre esos animales.
En casi el 95% de los casos, las mordeduras son involuntarias, producto de la falta de visibilidad y la mala suerte. Si los tiburones quisieran atacar a la gente, habría entre 10.000 y 50.000 casos al día en todo el mundo. “Las personas son un blanco muy fácil, son como salchichas flotantes para un tiburón, así que sabemos que éstos deben estar evitándolas”, asegura el especialista.
Inmerecida fama
New Smyrna Beach en el condado oriental de Volusia, es llamada la “capital mundial de las mordeduras de tiburones”. En esta ciudad de 30.000 habitantes se registró la mitad de los casos ocurridos en Florida el año pasado. Muchos surfistas acuden a su costa, donde la turbiedad del agua reduce la visibilidad de los tiburones y aumenta la posibilidad de que muerdan a alguien por error.
A Joe Miguez, quien junto con Naylor es coautor del referido informe, le gustaría acabar con la mala fama de los tiburones, la cual atribuye a un miedo primario a lo desconocido.
“Mucha gente ha estado en el agua con tiburones sin saberlo. Pero en realidad ellos no quieren tener nada que ver con nosotros”, dice.
En la localidad de Jupiter, a 150 kilómetros al norte de Miami, Jonathan Campbell también lucha por cambiar la imagen que tenemos de estos animales.
Un sábado de febrero, a primera hora de la mañana, acompaña a una decena de aficionados mar adentro para practicar una actividad no apta para miedosos: el buceo con tiburones.
Lleva dos años y más de 500 inmersiones haciendo esto los fines de semana. Cuando el bote donde navegan llega a la zona prevista, Campbell se sumerge en el agua con una caja llena de trozos de pescado, que tira a su alrededor. Luego hace ruido, gesticula y espera.
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“Es el lugar donde estoy más tranquilo. En las películas, los tiburones son monstruos aterradores, pero en el agua son como cachorros tímidos”, dice.
Por su parte, Miguez alerta sobre el futuro de unos animales que llevan 400 millones de años en la Tierra, cuya población ha sufrido un drástico declive en las últimas décadas. “Deberíamos centrarnos más en su conservación que en decir que vienen a por nosotros”, asegura.