Al menos 600 uniformados de las fuerzas federales mexicanas crearon un cerco perimetral en el principal albergue de los migrantes cetroamericanos que está en Tijuana.
La medida coercitiva tiene como finalidad impedir que se escape el control del orden que debe imperar en la frontera.
Los enfrentamientos ocurridos el pasado domingo cuando un grupo de migrantes quiso traspasar a la fuerza al lado estadounidense justificó la decisión.
Se trata de un contingente de fuerzas especiales aztecas que estará creando un anillo de contención para encausar a unos 5 mil 632 migrantes que están en el albergue.
La Unidad Deportiva “Benito Juárez” es la instalación donde aguardan los centroamericanos para que sus solicitudes de asilo en los Estados Unidos comiencen a ser tramitadas.
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Sin embargo, el Estado mexicano ha dispuesto toda una campaña persuasiva para invitar a los migrantes a devolverse a sus países de origen.
Entre los fuertes argumentos que citan están las estadísticas de éxito en calificar para un asilo y la retórica propia de la Casa Blanca que ha insistido en comentar que no los quieren.
El comisionado de la Policía Federal, Manelich Castilla, explicó a periodistas que la presencia de las fuerzas federales en Tijuana “es parte de las instrucciones precisas que dio el secretario de Gobernación, señor Alfonso Navarrete”.
“Se trata de salvaguardar los Derechos Humanos de los migrantes sin que en ello se justifique, bajo ninguna circunstancia, el quebrantamiento del orden. De eso trata esta etapa”, agregó.
Sobre el número preciso de agentes mantuvo el dato en reserva, pero se estima que son algo más de 600, debido a que aparecieron a bordo de una docena de autobuses con capacidad de 50 pasajeros.
“Pero podemos hablar de que hay un reforzamiento importante”, dijo Castilla.
Se ha sabido que la campaña de persuasión ha tenido impacto en algunos centroamericanos que se han acercado a las fuerzas policiales de México para conocer las facilidades de transporte con miras a retornar a sus países de origen.
La Policía Federal les informa que se les está brindando transporte a Tapachula, en el estado de Chiapas (fronterizo con Guatemala), donde son atendidos en un albergue y posteriormente transportados a sus países.
“Me voy porque veo la situación cada día más difícil. No tengo dinero ni quién me ayude de allá para gastar en mi alimentación. Cada día más inmigrantes vienen entrando y esto se va a convertir en un caos para mí”, dijo el hondureño Heriberto Jiménez, quien comentó para la agencia estatal española.
Los centroamericanos recurren cada vez más a esta opción en vista del refuerzo de la seguridad y de las cotidianas advertencias del presidente Donald Trump, quien instó a México a enviar de vuelta a sus países “por cualquier medio necesario” a los migrantes que tratan de acceder a Estados Unidos.