El Parque Nacional de los Everglades en Florida, una joya natural en riesgo por el cambio climático, es humedal más extenso de Estados Unidos y está siendo escenario de uno de los mayores esfuerzos de rehabilitación ecológica del mundo. La labor es ardua porque el tiempo apremia y el calentamiento global pone en peligro un ecosistema subtropical en el que conviven más de dos mil especies de animales y plantas.
El mar es el primer factor amenazante ya que los Everglades, como la totalidad del Sur de Florida, son de topografía casi llana y eso los hace vulnerables al aumento de nivel de los océanos que es consecuencias del alza de las temperaturas.
El ingreso de agua salada en este humedal puede tener consecuencias aciagas pues esta zona acumula y filtra el agua de la que dependen nueve millones de los más de 20 millones de habitantes de Florida. Cuando la sal penetra en los humedales los acuíferos son afectados y podrían darse como perdidos.
Al problema del suministro de agua se suma el riesgo de que el agua de mar termine con diversos hábitats fundamentales para el equilibrio de la fauna y la flora de la zona. Además causa inquietud la intensificación de las sequías y la reducción de las precipitaciones que son otras de las consecuencias del cambio climático.
“Al tratarse de una gran turbera que ha acumulado materia orgánica con el paso del tiempo, este ecosistema ha secuestrado enormes cantidades de carbono” en sus suelos, expone a la AFP Steve Davis, jefe científico de la Fundación Everglades, una ONG que se ocupa de la protección del humedal.
También la falta de agua en esas tierras además de acabar con la captura de carbono, provoca la liberación en el aire del que estaba depositado bajo tierra lo que se traduce en un desastre climático por partida doble.
Multimillonario proyecto
Durante siglos el agua depositada en la estación lluviosa al norte de los Everglades moldeó su paisaje al surcarlo siguiendo la escasa inclinación del terreno de forma muy lenta.
Sin embargo, en la última centuria su curso natural fue desviado por las autoridades con el propósito de permitir el crecimiento urbano y agrícola del suroeste y el sureste de Florida. Al hacer esto, alteraron un ecosistema de más de 607.000 hectáreas y lo debilitaron ante las amenazas del cambio climático.

El Congreso de Estados Unidos aprobó en el año 2000 un proyecto de rehabilitación en la zona cuyo valor inicial era de 7.800 millones de dólares financiados a partes iguales por el estado de Florida y el Gobierno federal.
La meta era “almacenar agua, limpiarla y dirigirla de la forma más natural hasta el Parque Nacional”, según explica Davis quien refiere que para lograr el objetivo científicos idearon un sistema complejo de canales, diques, presas y bombas de agua.
También diseñaron marismas artificiales para filtrar las aguas y librarlas de nutrientes que dañan el humedal y paralelamente se aumentó la altura de tramos de carreteras que bloqueaban el flujo del agua hacia el parque natural que en 1976 fue declarado reserva de la biosfera por la Unesco .
“La restauración de los Everglades es un modelo para otros ecosistemas, ya sean humedales como el Pantanal (en Suramérica) o estuarios como la bahía de Chesapeake” en el noreste de Estados Unidos, apunta Davis.

“Tenemos el mismo tipo de problemas. Se trata de asegurar la cantidad adecuada de agua limpia que se mueve a través del ecosistema”, expone.
Demoras
Los resultados de la rehabilitación ya son visibles y para demostrarlo Steve Davis mete las manos en el pantano y saca del fondo un pegote oscuro que es perifiton, una mixtura de algas, bacterias y microbios cuya presencia indica la buena calidad del agua.
A pesar de los adelantos logrados, sólo uno de los 68 principales proyectos del plan original del año 2000 está terminado. Los retardos se deben en gran parte a la falta de financiación del Gobierno federal.
De acuerdo con la Fundación Everglades hasta la fecha se han invertido entre 4.000 y 5.000 millones de dólares en el proyecto de restauración, de los que Florida aportó el 70% y Washington el 30%.
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Pero el apresuramiento provocado por el cambio climático podría darle un impulso definitivo a este rescate. El presidente Joe Biden incluyó en sus presupuestos de 2022 un total de 350 millones de dólares para la rehabilitación de los Everglades, 100 millones más que en 2021.
En abril pasado el gobernador de Florida, Ron DeSantis, firmó un acuerdo con el Cuerpo de Ingenieros del Ejército estadounidense para la construcción de un embalse al oeste de Palm Beach, que costará 3.400 millones de dólares.
Esa presa que es del tamaño de la isla de Manhattan, “almacenará mucha agua que irá al sur, rehidratará el humedal, recargará los acuíferos y hará retroceder las intrusiones de agua del mar”, asegura Davis.
Por: AFP