El brote de Covid-19 en los Estados Unidos ha quitado la venda para mostrar una herida “auto infligida” al Sistema Nacional de Salud, una superestructura en la que se cimienta parte de la Seguridad Nacional y que pudiera ser el “talón de Aquiles” de la auto denominada más grande potencia del mundo.
Tres periodistas de renombre en los Estados Unidos, de manera independiente y trabajadores para distintos medios desde hace un prolongado lapso han venido reconstruyendo el cómo la concepción de la salud como negocio ha debilitado a la seguridad nacional.
Bob Hennelly, Oliver Millman y Joseph Williams, tres editores con experiencia en actualidad estadounidense, tienen datos para creer que la noción de “relativa estabilidad, calma o predictibilidad que se supone beneficiosa para el desarrollo de un país, que en líneas generales define a la Seguridad Nacional”, tiene menguados los recursos y las estrategias y que el coronavirus ha encontrado a sistema inmunológico de la nación con las defensas bajas.
Hágase la luz
Bob Hennelly, quien escribe para The Raw Story, un sitio de noticias que llama la atención sobre historias que considera minimizadas o ignoradas por otros medios de comunicación, tomó en préstamo un trabajo de Salon Media Group. En él Hennelly expresa que “el nuevo coronavirus ha revelado el estado decrépito del sistema de salud de la nación que se ha ido formando durante décadas a nivel comunitario, donde las epidemias son contenidas o dejadas para diezmar la población local”.

Hennelly dice que las corporaciones de salud se han comportado como buitres, solo comparables con los contratistas de defensa de la nación, que se han lucrado con ingentes presupuestos derivados de una guerra al terrorismo que solo ha hecho proliferar el terror, detonado una crisis mundial de refugiados y en casa ha hecho que “nuestro bienestar biológico caiga en el mismo estado de ruina y deterioro que vemos en nuestros sistemas de agua, puentes, túneles, redes ferroviarias, aeropuertos y escuelas”.
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El editor da como penúltima estocada la afirmación que exhibe a los contratistas multinacionales de defensa “que muestran su gratitud con la evasión de impuestos”.
Cierre de hospitales
La fractura está abierta. Oliver Millman, quien es un periodista creativo e informativo que escribe para el US Guadian, tiene bases para decir que “los cierres de hospitales en las zonas rurales de los EE.UU. alcanzaron su punto más alto en la última década el año pasado, con 19 hospitales rurales cerrados” con “34 instalaciones cerradas en los últimos 24 meses”.
Según la Health Care Financial Management Association, en 2017, el primer año de la presidencia de Trump, 16 hospitales cerraron. El año pasado, ese número llegó a 47. “Este sistema está en caída libre, y no es del interés de los medios corporativos decirnos cuán marginal se ha vuelto todo el sistema”, escribió Millman.
Por su parte Joseph Williams, quien crea contenidos para la sección de Comunidades más sanas en U.S. News & World Report, estima que el modelo de desmantelamiento de la red hospitalaria por parte de las corporaciones tiene sus mejore ejemplos en Pensilvania.

“Todos en el país saben los esfuerzos de los activistas laborales y comunitarios para tratar de mantener abierto el Hospital Universitario Hahnemann en el centro de Filadelfia. Mientras que las fuerzas políticas tan dolo pugnaban”.
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Frente a ese escenario estamos recibiendo al coronavirus, en un país donde nadie quiere reparar en las consecuencia se ignorar que la salud es un asunto de seguridad nacional en todos sus ámbitos.