Rudy Giuliani, la corrupción en Ucrania y la viaja frase “yo no dije eso” fueron elementos colocados en el torbellino del proceso de impeachment que se le adelanta al presidente Donald Trump, en un intento de corregir las imprecisiones del equipo que asesora al inquilino de la Casa Blanca.
La semana pasada para los republicanos tuvo un desatino que trató de enderezarse con declaraciones en los principales programas de opinión política dominicales, a los que asistieron por separado el jefe de gabinete interino de la Casa Blanca, Mick Mulvaney –precursor del “yo no dije eso”- y el secretario de Estado, Mike Pompeo.
“Fox News Sunday” un espacio que es considerado para los demócratas como “demasiado friendly” con los conservadores, nuevamente dio una oportunidad a Mick Mulvaney para que tratara de explicar el entuerto en el que había involucrado a su jefe Donald Trump.
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El jueves pasado el jefe interino del gabinete de la Casa Blanca dijo en una rueda de prensa que Trump ordenó retener 400 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania para presionarles a investigar a los demócratas.
Frente a las cámara de Fox insistió: “No dije eso”, reiteró Mulvaney cuando el presentador le recordó que había admitido un “quid pro quo” -expresión latina para designar algo que se recibe como compensación por la cesión de otra cosa- vinculado a la decisión de retener la ayuda, que luego se entregó.
La explicación sobre el petitorio “que no fue”, dado la semana pasada por Mulvaney, tuvo que ver con que Trump le “mencionó la corrupción relacionada con el servidor” de correo electrónico del DNC (secretariado del Partido Demócrata) y “por eso retuvimos el dinero” a Ucrania.
El jueves pasado cuando un periodista señaló que estaba reconociendo un “quid pro quo” claro por intereses partidistas, Mulvaney respondió que eso forma parte del desempeño habitual de “la política exterior”.
Pero horas después, y tras las quejas del equipo legal que defiende a Trump en la investigación demócrata sobre sus presiones a Ucrania, Mulvaney afirmó en un comunicado que “no hubo en absoluto ningún ‘quid pro quo'” y que los medios le habían “malinterpretado”.
Lamentablemente nadie se escapa a lo grabado por una cámaras de televisión y menos a una transcripción oficial de la Casa Blanca, lo que llevó a Mulvaney a acudir al programa televisivo dominical para intentar defender que no dijo lo que dijo.
“Nunca hubo ninguna conexión entre el flujo del dinero (a Kiev) y el servidor” de los demócratas pirateado por agentes de inteligencia rusos en 2016, que Trump cree que está en Ucrania, subrayó Mulvaney.
Por su lado el secretario de Estado Mike Pompeo en una entrevista en la cadena ABC News, trató de manera solapada de arrimar el cauce turbulento a Rudy Giuliani.
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Haciendo uso de una entrega gradual de información, Pompeo trató de distanciarse del escándalo al asegurar que “en el proceso de toma de decisiones” del que formó parte, “nunca” vio pruebas de que la Casa Blanca estuviera vinculando la ayuda militar a Ucrania a intereses partidistas.
“La conversación siempre se centró en cuáles eran los intereses estratégicos (…) y si había corrupción en Ucrania”.
El titular de Exteriores estadounidense no quiso confirmar si coordinó la política hacia Ucrania con el abogado de Trump, Rudy Giuliani, pero opinó que es “completamente apropiado” que ese letrado estuviera “implicado en temas de política exterior”.
Giuliani se convirtió este año en un coordinador en la sombra de la política estadounidense hacia Ucrania, decidido a explotar la idea de que el exvicepresidente Joe Biden cometió actos corruptos relacionados con ese país, según han revelado varios diplomáticos y exfuncionarios ante los investigadores demócratas.