Unas 7.000 personas llegaron hasta la arena VFG, que hace parte del extenso rancho del ganador de tres premios Grammy, para darle el último adiós a El Rey. El féretro, con un sombrero de charro del cantante, fue colocado en la tarima del coliseo, donde permaneció en capilla ardiente toda la noche. Los fans desfilaron en grupos frente al ataúd.
Al lado de la urna, estuvo María del Refugio Abarca «Cuquita», viuda del artista. Apenas entró el féretro, sus hijos Alejandro, Gerardo y Vicente Jr. se colocaron a un costado para hacerle guardia. En el momento más emotivo del tributo, Alejandro Fernández «El Potrillo», heredero musical de «Chente», interpretó «Amor de los dos» mientras abrazaba a su mamá.

Adornado con flores, en el escenario fueron puestos un Cristo y un cuadro de la Virgen de Guadalupe, patrona de México y cuya fiesta se celebró este domingo. Mientras, un grupo de mariachis cumplía el sueño del intérprete de que su despedida fuera con música.
«¡Vicente está presente!», gritaban los fanáticos. Algunos esperaron hasta cinco horas bajo el sol a que abrieran las puertas.
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Fuentes allegadas a la familia confirmaron que mandaron a hacer comida para unas mil 500 personas, que son las que esperaron recibir en el Racho. Entre las personalidades que asistieron figuran Pepe Aguilar y Cristian Castro, Lucero, Aída Cuevas, José Manuel Figueroa y Edith Márquez.
Retirado de los escenarios desde 2016, El Rey era considerado el último gran ídolo popular de la música ranchera, un género cargado de despecho y evocaciones de la vida en el campo.
En más de cinco décadas de carrera sus interpretaciones han acompañado a varias generaciones dentro y fuera de México.