El Papa Francisco expresó su temor respecto a una escalada de violencia en Venezuela durante el vuelo de regreso de Panamá, adonde acudió el pasado miércoles para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Tras el rezo del Ángelus, el Sumo Pontífice pidió desde Panamá “una solución justa y pacífica para superar la crisis respetando los Derechos Humanos y deseando el bien de todos los habitantes del país”.
“Me asusta el derramamiento de sangre. Y en esto pido grandeza a los que pueden ayudar a resolver el problema. El problema de la violencia, a mí me aterra”, afirmó el papa
Al ser interrogado en una rueda de prensa sobre el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela, Francisco evitó tomar una posición particular y respondió que “sería una imprudencia pastoral y haría daño ponerse de la parte de unos países o de otros”.
El Obispo de Roma aclaró que su compromiso es con los que padecen esta difícil situación. “Yo apoyo a todo el pueblo venezolano, que está sufriendo. Si yo entrara a decir hagan caso a estos países, o a estos otros me metería en un rol que no conozco. Sería una imprudencia pastoral de mi parte y haría daño”, dijo.
Sin embargo, puntualizó que no se siente cómodo con la etiqueta de “equilibrado”, que su comportamiento se definía mejor como el de “un pastor”.
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Francisco instó además a que “si necesitaban ayuda” para solucionar este problema “que se pongan de acuerdo y la pidan”.
Sobre sus palabras sobre Venezuela en el Ángelus, Francisco reveló que sometió a mucha reflexión lo que quería decir, y reiteró su deseo para Venezuela de una salida no conflictiva.
“He pensado mucho en el pueblo venezolano al que me siento particularmente unido en estos días y ante la grave situación que atraviesa el país, pido al Señor que se busque y se logre una solución justa y pacífica para superar la crisis respetando los Derechos Humanos y deseando el bien de todos los habitantes del país”, dijo.
El papa pidió rezar para encontrar el “amparo de nuestra señora de Coromoto, patrona de Venezuela”.
Con ese mensaje, explicó, que quiso sobre todo expresar su cercanía al pueblo venezolano porque está “sufriendo mucho por todo esto”.
“Me asusta el derramamiento de sangre. Y en esto pido grandeza a los que pueden ayudar a resolver el problema. El problema de la violencia, a mí me aterra”, afirmó el papa.