Un mega estudio sobre la importancia de dormir bien, realizado durante 25 años a más de 8,000 personas en el Reino Unido fue publicado en la revista Nature Communications.Entre los principales hallazgos, los científicos encontraron que las personas entre 50 y 60 años que no duermen lo suficiente son más propensas a sufrir demencia cuando llegan a la tercera edad.
Según los resultados, los adultos que dormían menos de seis horas al día tenían 30% más probabilidad de desarrollar patologías como el Alzheimer.
«Sería realmente poco probable que casi tres décadas antes, este sueño fuera un síntoma de demencia, por lo que es un gran estudio que proporciona evidencia sólida de que el sueño es realmente un factor de riesgo», manifestó al The New York Times la doctora Kristine Yaffe, profesora de neurología y psiquiatría en la Universidad de California, San Francisco, que no participó en el estudio.
Los cambios cerebrales previos a la demencia, como la acumulación de proteínas asociadas con el Alzheimer, comienzan entre 15 y 20 años antes de que las personas presenten problemas de memoria y pensamiento, por lo que los patrones de sueño dentro de ese período de tiempo podrían considerarse un efecto de la enfermedad.
El estudio comenzó a mediados de la década de 1980, los investigadores rastrearon a 7.959 participantes en informes presentados seis veces entre 1985 y 2016. Al final del estudio, 521 personas habían sido diagnosticadas con demencia a una edad promedio de 77 años, muestra de los estragos de no dormir bien.
Para aclarar aún más la relación entre el sueño y la demencia, los investigadores separaron a las personas que tenían enfermedades mentales antes de los 65 años. La depresión se considera un factor de riesgo para la demencia y los trastornos de salud mental están fuertemente vinculados con los trastornos del sueño.
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El análisis del estudio de los participantes sin enfermedades mentales encontró una asociación similar entre los que duermen poco y un mayor riesgo de demencia. La correlación también se mantuvo si las personas tomaban o no medicamentos para dormir y si tenían o no una mutación llamada ApoE4 que hace que las personas sean más propensas a desarrollar Alzheimer.
«El equipo pudo descartar varios comportamientos y características que podrían influir en los patrones de sueño de las personas o en el riesgo de demencia», expresó la autora del estudio, Séverine Sabia, epidemióloga del Inserm, el centro de investigación de salud pública francés. Entre ellos se incluyen el tabaquismo, el consumo de alcohol, el nivel de actividad física de las personas, el índice de masa corporal, el consumo de frutas y verduras, el nivel educativo, el estado civil y afecciones como hipertensión, diabetes y enfermedades cardiovasculares, como elementos que atentan al dormir bien.