Una pandemia doble podría haber encontrado un punto de intercepción, un contacto que pudiera explicar el por qué la comunidad afroamericana al parecer es la más golpeada por la pandemia del coronavirus COVID-19 en los Estados Unidos.
Desde Filadelfia se unieron al tema tres fuentes informativas con autoridad en el manejo de asuntos afroamericanos. The Philadelphia Tribune convocó a sus páginas a The Balm in Gilead, amfAR y la National Association for the Advancement of Colored People (NAACP).
La hilvanado fue responsabilidad del periodista John Blake, un escritor que ha sido honrado por la Sociedad de Periodistas Profesionales, la Prensa Asociada y la Academia Americana de Religión. Es el autor de “Children of the Movement”.
Double hit
Solo falta la voluntad política nacional para visibilizar que los afroamericanos han sido más impactados por el coronavirus COVD-19 en los estados Unidos junto con los hispanos. Blake, este veterano escritor que presta también servicios para CNN, acudió a los aforismos para ilustrar la situación: “Cuando los blancos se resfrían, los negros contraen neumonía”.
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Es un dicho popular en la comunidad negra que refleja un patrón histórico: Cada vez que una enfermedad aflige a América, golpea a la América negra aún más fuerte, explicó el avezado comunicador.
La opinión de Pernessa Seele, fundadora y directora ejecutiva de The Balm in Gilead, Inc. quien trabajó entonces como inmunóloga en un hospital de Harlem en los tiempos difíciles de la pandemia del SIDA, apunta a la existencia de un patrón similar.
“El coronavirus causa estragos en las comunidades afroamericanas de Chicago, Nueva York, Detroit, Nueva Orleans y otros lugares. Para los afroamericanos, que ya tienen más probabilidades de morir de VIH/SIDA que cualquier otro grupo en Estados Unidos, es una doble pandemia: dos virus letales e incurables que atacan a la vez”.
“Los afroamericanos son más propensos que otros estadounidenses a tener problemas de salud subyacentes como diabetes, enfermedades cardíacas y pulmonares. Los afroamericanos también son estadísticamente más propensos a vivir en la pobreza, con menos acceso al seguro de salud. Y más desconfían de los proveedores de atención médica”.
Sobre estas circunstancias la doctora Marjorie Innocent, directora principal de programas de salud de la National Association for the Advancement of Colored People (NAACP) está pidiendo que más hospitales y funcionarios de salud pública den a conocer un desglose racial y étnico de las víctimas del coronavirus. Hasta ahora, esa información ha sido irregular.
“Es muy preocupante que haya tomado tanto tiempo para que los datos que muestran el impacto desproporcionado en los afroamericanos sean publicados”, dice Innocent.
En primera línea
Gregorio Millett, vicepresidente y director de políticas públicas de amfAR explica que “el presidente Trump ha llamado a esto una guerra contra el virus, y esas son las personas que están en el frente de batalla”, dice apuntando a los afroamericanos. “Nosotros somos los que estamos entregando los bienes, trabajando en la caja registradora. Estamos ahí fuera”.
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Además, muchos de los funcionarios de salud pública que ahora lideran la batalla de la nación contra el Covid-19, incluyendo al Dr. Anthony Fauci, son las mismas personas que ayudaron a reducir el número de muertes por SIDA, dice Millett.
“Ese es el lado bueno”, dice Millett. “Hemos tenido éxito en el cambio de una de las mayores epidemias de nuestra vida, que es el VIH. Ya hemos hecho esto antes”.