Lindsay Lohan vuelve a los escenarios luego de 12 años de escándalos en Hollywood. En 2019, la intérprete de Chicas Pesadas lanzó su propio reality show, Lindsay Lohan: la dueña de la playa, en la que un grupo de pésimos trabajadores intentaban cumplir con sus obligaciones en el beach house propiedad de la actriz en Mykonos. Tras su estrepitoso fracaso, un año después volvió su faceta como cantante.
El tema, de 3 minutos de duración, es un corte electro-pop con un estribillo pegajoso que repite «Back to Me» entre sintetizadores y voces distorsionadas.
«La canción trata sobre redescubrirse y aceptarse a uno mismo, silenciar el ruido, avanzar y dejar que el pasado se vaya», expresó en sus redes.
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La artista busca con estos mensajes que la gente perciba un cambio en ella y deje atrás su conflictivo y polémico pasado. Entre 2007 y 2013, desde sus 21 años, fue a rehabilitación seis veces, y entró y salió de la cárcel en repetidas ocasiones por robo, conducción en estado de ebriedad y posesión de drogas.
En 2013, Lohan habló públicamente y sin reparos de sus adicciones con la presentadora Oprah Winfrey. «Soy adicta al alcohol».
«En el pasado, el alcohol fue la puerta de entrada a otras cosas para mí. La cocaína era más una cuestión de las fiestas: la gente la tenía y yo la tomaba. Iba de la mano del alcohol». Desde aquella conversación con Winfrey las cosas mejoraron para la cantante.
Sus padres, Michael y Dina Lohan, se separaron en dos ocasiones y se divorciaron en 2007. A partir de ese momento Lohan, de 21 años entonces, dejó de hablar con su padre que, al igual que ella, ha tenido problemas con la ley. La última vez, en febrero, cuando fue arrestado por agredir a su actual esposa, Kate Major. Michael Lohan asumió su responsabilidad en los problemas de su hija durante una entrevista en 2013 con la revista Life & Style.