El carro de la historia es indetenible. Sin embargo no es obligante sentir alegría cuando la tecnología desplaza a la gente. ¿Inevitable?, sí, motivo de entusiasmos y celebraciones, bueno cada quien que responda. La deshumanización de la cocina se cuece en talleres de robóticas y un menú de desempleo se sirve en Letonia. Un brazo robótico está en el medio del show.
A través del periodista Imants Liepins de la AFP accedimos a los datos del restaurante Roboeatz en Riga. La empresa fue creada en enero de 2018 por Konstantins Korcjomkins y Janis Poruks. Ellos dirigen la cadena de comida rápida Woki Toki en Letonia desde 2009.
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El periodista de la agencia francesa describe la escena de su interés. La ubica “bajo un puente desvencijado de cemento”. Dice que el restaurante está diseñado de tal forma que los clientes pueden observar cómo se mueve el brazo robótico en los fogones.
Deshumanización de la cocina
En la era de la disrupción acelerada gestada en “incumbadoras tecnológicas” se humea el plato de la deshumanización de la cocina. Ocurre mientras los filósofos aún exploran las consecuencias del “dataísmo”. Se trata de un término que ha sido utilizado para describir la mentalidad, filosofía o religión creada por el significado emergente del Big Data, la inteligencia artificial y el Internet de las cosas (IoT).
El cronista báltico preguntó a los emprendedores sobre el objetivo de su desarrollo: Revolucionar la industria de la comida rápida. Esa fue la respuesta. “Este robot reemplaza entre cuatro a seis empleados. Reduce los costes laborales significativamente”, dice Poruks, ingeniero de formación.
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El experto dijo que la introducción de este tipo de robots no aumentará el desempleo. “La gente no hace fila para comer hamburguesas”. “El robot no reemplazará a quien quiera hacer carrera en restaurantes y catering, ser chef o estrella de la cocina. El robot hará los trabajos mal pagados que la mayoría de la gente no quiere”, asegura. La visión de Poruks es similar a lo que alguna vez escucharon los corredores de “rickshaw” en Japón.
Las bondades de no ser humano
Janis Poruks está claro con las ventajas que obtendrá de su brazo robótico más allá de los fogones. “El robot no necesita seguro médico, sus niños no enferman, no se va de vacaciones o de licencia de maternidad. No se queja, no se trae el COVID desde casa al trabajo”, dijo.
Desde luego hay que ser justos. En términos de la deshumanización de la cocina ellos no son los primeros. En un nuevo restaurante en París, los clientes pueden contemplar a los robots. Amasan y empacan pizzas a una velocidad de 80 por hora.
En Estados Unidos, un robot denominado “Sally”, de la startup Chowbotics, puede preparar las ensaladas que expende una máquina. Asimismo en uno de los 50 estados de la Unión, BreadBot puede amasar hasta 235 hogazas diarias.
El año pasado, la compañía de robots con sede en Reino Unido, desveló un robot de cocina completo que costará un mínimo de 347.000 dólares.
Roboeatz está diseñado para asumir algunas labores de preparación de alimentos. Mejora la seguridad alimentaria y elimina los riesgos de infección en las abarrotadas cocinas. Sus creadores dicen que se le puede programar para hacer centenares de recetas. Asimismo tienen en cuenta los gustos del propietario y las alergias alimenticias.
“El brazo robótico no genera ningún problema, solo lo programamos para hacer lo que necesitamos”, dice Korcjomkins.
“El desafío real es diseñar e inventar una cocina entera en torno al robot. Una que cuente con todos los ingredientes, especias, salsas, y rote las cacerolas para hervir y freír”, dijo.