La Asociación de Colegios Médicos Estadounidenses vislumbra grave la amenaza que supone una real y significativa escasez de médicos en los Estados Unidos que proyecta para 2030, situación que creará fallas en los canales de atención primaria, especialidades médicas, especialidades quirúrgicas y otras especialidades.
La carencia de un número adecuado de profesionales de la medicina que reúna el mínimo necesario para que la nación ofrezca un buen servicio, tiene encendidas las alarmas en el gremio, que tiene en proyección que de seguir la situación tal como se muestra ahora, la nación tendrá un faltante de 121 mil médicos para 2030.
Países europeos con problemas similares, pero en otras áreas profesionales, han relajado los procesos de incorporación de profesionales extranjeros al mercado laboral, facilitando las certificaciones, abaratando los cursos y ofreciendo visas de trabajo inmediato.
Sin embargo, en los Estados Unidos las cosas no son tan sencillas. Por un lado Washington tiene la suerte de contar con una migración de profesionales latinoamericanos que ha accedido al país por las vías legales, pero a quienes los trámites de revalidar su título médico se les torna cuesta arriba.
Celeste Rodas de Juárez, una freelance bilingual writer and editor radicada en Miami, recientemente elaboró una crónica para la agencia estatal de noticias de España que tituló: Faltan médicos en EE.UU. mientras colegas extranjeros luchan por ejercer.
La extraordinaria escritora que ha realizado trabajos para People en Español, Nexos of American Airlines, El Nuevo Herald & AARP, fue lapidaria al decir que “el ejercicio de la medicina en EE.UU. amenaza con ingresar a cuidados intensivos debido a una muy posible alta demanda de profesionales de la salud para los próximos años, e irónicamente los doctores nacidos en el extranjero luchan por validar sus títulos en este país”.
Los latinos le ponen ganas
El hipotético déficit de 121 mil médicos en EE.UU., es un escenario que podría compensarse si se alivian los procesos para los miles de profesionales extranjeros que hoy por hoy bregan por validar sus títulos, escribió la redactora de ascendencia hispana.
Julio Girón, ejecutivo de la sede en Miami del centro Kaplan Test Prep, formó parte de la crónica y aseguró que “admira la dedicación con la que estos médicos se entregan al curso.
Kaplan con sedes en las ciudades de Chicago, Pasadena, New York y Houston, se especializa en la preparación para decenas de test estandarizados y licencias, incluido el Examen para la Licencia Médica en EEUU (USMLE, por sus siglas en inglés) y luego para el período de residencia en hospitales y centros médicos.
Colocando los datos en contexto para una rápida evaluación, la comunicadora social aporta como datos que un inmigrante graduado en medicina en su país de origen, que como promedio demanda siete años de estudios, “que quiera transitar el sufrido camino hacia el ejercicio de su profesión en EE.UU. deberá primero pasar los trámites para la visa de estudiante y un examen en inglés”.
Para los médicos latinos ya en Estados Unidos y los que nos leen desde por debajo de la línea del Río Grande, tras lograr la visa tendrá que estudiar en EE.UU. de media “unos tres años para solventar con éxito los cuatro exámenes que comprende el USMLE, además de los correspondientes costos, porque solo el curso a través de internet asciende a unos 30 mil dólares.
Finalmente, les restaría los años de residencia, que dependen de la especialización elegida, para lograr practicar la medicina en el país.
Un boliviano en la práctica
Celeste Rodas de Juárez, utilizó el testimonio del boliviano Álvaro Soria para que se entendiese la dimensión del problema. Soria es uno de los miles de latinos, son mayoría, que se preparan para el examen con horarios de estudios que sobrepasan las ocho horas y que se extienden hasta cafés cercanos o, como es su caso, el campus de la Universidad de Miami.
“Nuestro objetivo es pasar este examen”, dice Soria, que lleva tres meses en el programa y se ha trazado esa meta no solo por la pasión hacia la medicina sino por gratitud a su familia.
El boliviano explica que su hermano mayor, Sergio, emigró a Estados Unidos tras graduarse de odontólogo en la nación latinoamericana, pero nunca logró ejercer su profesión en el país de acogida y ahora es él quien costea sus estudios.
“Es mucho más difícil de lo que pensaba, pero mi gratitud a él y mi mamá me dan fuerzas”, señala Soria.
Pero lo cierto es que, de recorrer con éxito todo el camino, Soria y el resto deberá afrontar otro obstáculo: Cómo trabajar en Estados Unidos ahora que la visa de estudiante ha vencido.