Una pareja se puede preparar para la transición de ser dos a ser tres, a través de cursos, libros, consejos o charlas, pero la llegada de un hijo o hija tiene sus matices, y hay cosas que no se pueden predecir.
Tener un bebé es un vínculo que nunca se romperá. La pareja puede dejar de estar junta en cualquier momento, pero no dejarán de ser padres.
«El quiebre es normal y esperable, la llegada de un hijo representa una crisis que si la pareja tiene un buen cimiento podrá atravesar mucho mejor», explicó a Infobae el licenciado en Psicología Mauricio Strugo. «Cuando llega un hijo ninguno de los padres sabe absolutamente nada; pueden haberse preparado pero otra cosa es la realidad. Una vez que pasa la maravilla de encontrarnos con nuestro hijo habrá que empezar a aprender a decodificar sus necesidades y a adaptarse como pareja al nuevo integrante».
Las cosas van a cambiar, eso está muy claro. Pero depende de los adultos decidir si el cambio es positivo o negativo.
Puedes leer: Una madre debe cuidarse: El autocuidado es muy importante
Padres tóxicos
Cuando el estrés de ser pareja y familia no se manejan de manera positiva, llegan las peleas y los más afectados son los niños. En un artículo publicado en el Diario de psicología infantil y psiquiatría, el profesor Gordon Harold y la académica Ruth Sellers señalaron que las discusiones cordiales entre padres tienen muy poco o ningún efecto sobre los niños, pero esto cambia cuando la peleas son más agresivas, hay gritos o incluso los progenitores se retiran la palabra.
Los menores expuestos al conflicto, señaló un artículo de BBC Mundo, pueden experimentar una mayor frecuencia cardíaca y tener desequilibrios en las hormonas relacionadas con el estrés, esto puede ocurrir incluso desde los seis meses de vida, también es posible que sufran retrasos en el desarrollo del cerebro, problemas de sueño, ansiedad, depresión y problemas de comportamiento.
La energía y atención se va al bebé, pero no se puede dejar a un lado la vida sexual afectiva, la comunicación y el apoyo en cada tarea.
«Si una pareja tiene sus momentos de intimidad, comunicación y complicidad, se sentirá más unida y conseguirán hacer mejor equipo para gestionar los momentos estresantes que surgen en el día a día», aseguraron Cecilia Martín y Marina García, directoras del Instituto de Psicología y Desarrollo Personal PSICODE de Madrid a El Mundo.