La barrera idiomática es un problema difícil en cualquier circunstancia, pero implica peligros serios a la hora de atender a un paciente mayor al que apenas se le entiende.
En los Estados Unidos el 18% de la población es de ascendencia hispana. Los movimientos migratorios de ciudadanos latinoamericanos e ibéricos datan de siglos.
Es una situación común la existencia de un miembro de la familia que a pesar de los años en la nación jamás aprendió inglés y como contravía, la mayoría de sus parientes habla un español muy básico e insuficiente en el ámbito de las precisiones.
Cuando el peso de los años nos lleva a la dignidad de ser abuelos, la dinámica de la vida nos deja en un rezago en el que no son accesibles, modismos, expresiones y las comunicaciones con el exterior se tornan elementales.
A medida que la descendencia se abulta, también se van perdiendo hilos hereditarios como el idioma y de la lengua ancestral solo se guarda la gramática más infantil y nuestros sistemas lógicos y cognitivos no operan dentro de lo que para otros es su lengua materna.
Los abuelos no hablan spanglish y están impedidos de acceder a sus formas morfosintácticas y semánticas.
En los casos de un anciano que es cuidado por un familiar que no habla bien español, las tareas de reforzamiento son obligatorias. El cuidador debe aprender un vocabulario más amplio que rodee las circunstancias en la que se especializa su atención.
Tiene que saber con precisión la denominación de las partes del cuerpo, el nombre de órganos vitales y de anatomía básica. Requiere memorizar y estar al día con la fraseología versada en circunstancias emocionales.
En la práctica el cuidador designado o voluntario de un anciano con barrera idiomática, siempre será el más cercano al abuelo y el que tiene mejores niveles de comunicación, porque la proximidad es una ayuda debido a que el metalenguaje, la gestualización y los giros culturales del habla solo son aprendidos bajo empatía.
Sin dudas que el amor es un elemento vigoroso a la hora de emprender este tipo de tareas, que en muchas ocasiones no da días libres y empuja al cuidador al terreno de estrés.
Puedes leer: La paciencia es una aliada para cuidar a paciente con alzheimer
Una salida que puede ser una actividad terapéutica para cuidador y adulto mayor, podría estar en que se tomen un tiempo para que uno le enseñe al otro las partes necesarias de cada idioma. Podría transformarse en un momento relajado del día y a la postre en una escena imborrable para el cuidador.
Más allá de las oportunidades, los retos y la disposición familiar, muchas veces los obstáculos superan el condicionante idiomático y pasan por el hecho concreto de la falta de disposición horaria de la familia para cuidar al abuelo.
Es allí donde contar con un servicio que posee un ambiente amigable, cercano al hogar y que posea personal bilingüe es un valor agregado a la hora de seleccionar una institución que se haga cargo de la atención del más venerable de la casa.
All American Home Care tiene a disposición de los usuarios profesionales con manejo perfecto del inglés y español, una fortaleza que los hace un puente para el cuido del abuelo, y más allá un canal de comunicación de calidad para con los médicos tratantes de la persona de la tercera edad.
Conocer los servicios que presta es tan sencillo como visitar la página web de All American Home Care. También puedes acudir a su oficina en 3231 N 2nd Street, Filadelfia, PA 19140 o llamar al teléfono 215-531-7882.