Una investigación patrocinada por Commonwealth Fund ha hallado en Pensilvania un potención dato luctuoso, debido a que el problema de la adicción a los opiáceos está restando al índice de esperanza de vida que poseía el segundo estado de la Unión.
David Blumenthal, M.D., es el director The Commonwealth Fund, una fundación privada que tiene como propósito declarado “promover un sistema de salud de alto rendimiento que logre un mejor acceso, una mejor calidad y una mayor eficiencia, particularmente para los más vulnerables de la sociedad y los ancianos”.
La institución dedicada a la promoción de la salud patrocinó un estudio que midió la efectividad de los sistemas de salud estatales en toda la nación y encontró que Pensilvania tiene la tercera tasa más alta de muertes por sobredosis de drogas en el país.
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Pensilvania está a punto de activar su séptima declaración de desastre sucesiva sobre la crisis de sobredosis, que permite a las agencias estatales colaborar en un “centro de comando de opiáceos” y permite a los funcionarios estatales eludir las regulaciones que podrían obstaculizar una respuesta más rápida a la crisis.
De manera contrastante los hallazgos en materia de defunciones y uso indebido de sustancias, los datos se recogen en un estado que se encuentra bien ponderado en relación al acceso a la salud.
El estudio dirigido por The Commonwealth Fund mesuró las “muertes por envenenamiento por drogas” en 2017, el último año para el que se dispone de datos completos a nivel estatal.
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En el podio luctuoso solamente Ohio y Virginia Occidental sobrepasaron a Pensilvania en relación a tasas de mortalidad por sobredosis más altas hace dos años. Los tres estados tenían más del doble de la tasa nacional de muertes por sobredosis de drogas en 2017. Junto con otros siete estados, incluyendo Delaware, el trío ha visto que las muertes por sobredosis se han triplicado desde 2005.