Decir que hubo pocas palabras para explicar el por qué la Corte Suprema de Justicia de EEUU se negó a aceptar la apelación para bloquear la certificación de Pensilvania a favor del voto electoral para Joe Biden es una exageración.
De acuerdo a una nota de la AFP sobre el edificio del Alto Tribunal pareció posarse una gran cámara de vacío. La máxima instancia judicial estadounidense, no explicó los motivos de su decisión. Ninguno de sus miembros notificó su desacuerdo. Solamente no admitieron las demandas expuestas por los representantes de Trump con respecto al tema electoral.
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Algunos analistas políticos han visto el desenlace como la respuesta de un poder constituido. Es claro que el “gran tribunal” tres de nueve magistrados fueron designados por Trump. Sin embargo eso no ayudó para que la justicia encontrara interés en el asunto, y lo descartó al igual que lo hicieron tribunales inferiores.
Corte Suprema de Justicia
Los republicanos han manejado la acción que pretende devolverle la presidencia a Trump apegados a las reglas. Iniciaron en tribunales federales, cortes de apelaciones y Tribunales Supremos estatales. De todos salieron con la cabeza gacha.
Hubo presentaciones de expertos legales remitidos por Trump a Pensilvania que terminaron siendo calificadas de disparatadas. Frente a la adversidad apareció el congresista republicano Mike Kelly. Desde la más baja instancia tribunalicia desafió la legalidad de los votos por correo en Pensilvania. Tras no encontrar cabida en ningún estrado optó por la Corte Suprema de Justicia. Era un movimiento que hasta el propio presidente saliente Donald Trump con anterioridad lo mencionaba en calidad de “as bajo la manga”.
La noticia está en que la Corte Suprema de Estados Unidos infligió el martes un revés al presidente Donald Trump. Se negó a aceptar la apelación formulada por sus aliados. La demanda que pretendía bloquear la certificación de resultados electorales en Pensilvania.
Fraude masivo ¿Una posverdad?
La narrativa del “fraude masivo” que supuestamente privó de la victoria a Donald Trump no ha sido probada en tribunales. Ni una sola pieza de evidencia ha sido presentada. Solo retóricos pasajes conspirativos han sido oídos por los jueces quienes demandan elementos tangibles y no discursivos para trabajar.
La repetición de que hubo un “fraude masivo” inició de la voz del propio Donald Trump. Su repetición y amplificación dentro de sus seguidores se ha transformado en una peligrosa posverdad.
Más de un mes después de las elecciones del 3 de noviembre, el presidente republicano aún se niega a reconocer su derrota frente a Biden. Con la reciente decisión de la Corte Suprema de Justicia de EEUU, el alto tribunal pone fin a este procedimiento.
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Los más altos letrados de la nación han dado a entender que no pretenden involucrarse en disputas poselectorales.
Trump, sin embargo, esperaba que el máximo tribunal, que durante su gobierno reorganizó profundamente, interviniera a su favor. El día después de las elecciones, había dicho que llevaría sus reclamos ante la Corte Suprema.