Los casos de mordeduras de caimanes, en su mayoría, son resultado de las conductas humanas riesgosas, más que de una agresión instintiva por parte del animal. A esa conclusión llegó un estudio realizado por científicos de la Universidad de Florida (UF) y el Centre College en Kentucky.
La investigación cuyos resultados están publicados en la revista “Human—Wildlife Interactions”, “es el primero en su tipo en desarrollar un sistema de clasificación que categoriza las acciones humanas inmediatamente antes de un encuentro con un caimán”, explica en un comunicado la Universidad de Florida.
Los investigadores encontraron que en el 96% de los incidentes registrados en Estados Unidos, se determinó que algún tipo de distracción o conducta riesgosa por parte de las personas precedió al ataque.
La nota de la UF indica que estos hallazgos no solo desacreditan la idea de ataques aleatorios, sino que apuntan a que muchas de estas interacciones podrían haberse evitado con mayor precaución y atención.
“Me preguntaba si los caimanes tenían una reputación injusta de atacar, al igual que las serpientes”, comentó Mark Teshera, autor principal del estudio y profesor de biología en Center College.
El catedrático manifestó la importancia de crear un sistema de clasificación para los comportamientos arriesgados por parte de los humanos, ya que el estudio demostró que la mayoría de las mordeduras ocurrieron como consecuencia de algún tipo de conducta riesgosa por parte de los humanos en zonas habitadas por caimanes.
El equipo de trabajo analizó casi tres siglos de registros correspondientes a Estados Unidos, desde 1734 hasta el 2021, sobre interacciones entre personas y caimanes, usando la base de datos CrocBITE, que en la actualidad se conocida como CrocAttack.org.
Los especialistas complementaron su investigación con búsquedas en internet, revisión de textos científicos y comunicaciones directas con agencias de vida silvestre y cada incidente fue evaluado y clasificado de acuerdo con el nivel de riesgo asociado al comportamiento humano: sin riesgo, bajo, moderado o alto.
Comportamientos riesgosos
Los resultados revelaron que la mayoría de las mordeduras de caimán, tanto las moderadas como las fatales, ocurrieron luego de comportamientos de riesgo por parte de las personas, como nadar o atravesar zonas posiblemente habitadas por caimanes o ingresar deliberadamente en aguas habitadas por caimanes.
“La lección principal de este estudio es que muchas mordeduras se pueden prevenir si las personas están atentas a su entorno y minimizan conductas de riesgo, como pasear mascotas pequeñas cerca de cuerpos de agua o nadar en lugares donde se sabe que hay caimanes”, dijo Frank Mazzotti, profesor de ecología de vida silvestre en el Centro de Investigación y Educación de UF/IFAS en Fort Lauderdale y coautor del estudio.
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Por su parte, el profesor Teshera indicó que el hallazgo más sorprendente fue el alto porcentaje de personas que incurrieron en comportamientos riesgosos, lo que sugiere que en la gran mayoría de los casos de mordeduras, la responsabilidad recae en los humanos y no en los caimanes.
Los expertos señalan que los reptiles no buscan el conflicto, pero sí responden ante lo que los científicos llaman “estímulos atractivos”, como chapoteo, movimiento en el agua o la invasión de su espacio.