Un artículo del New York Times expuso una nueva línea que ha seguido el uso de Clubhouse, la aplicación de audio. Los ciudadanos de países con regímenes autoritarios están usando la ventana para hablar con libertad.
Faezeh Hashemi, política iraní e hija de un expresidente, tiene prohibido hablar públicamente en Irán. La televisión estatal no le da tiempo al aire. Los vigilantes conservadores han irrumpido en sus intentos anteriores de hablar en público.
Sin embargo, allí estaba ella, en una reunión en el ayuntamiento de seis horas y media el mes pasado ante una audiencia de más de 16.000 iraníes dentro y fuera del país, pidiendo un estado laico y despojar al poder absoluto de Irán al líder supremo, todo a través de Clubhouse.
Los saudíes han discutido la legalización del alcohol y el aborto, ambos tabúes en Arabia Saudita. Los egipcios se han preguntado en voz alta qué se necesitaría para desafiar a su gobernante autocrático. Los iraníes han acudido a interrogar a los funcionarios del gobierno y compartir historias de acoso sexual.
Clubhouse se ha descargado 1,1 millones de veces en Oriente Medio desde que estuvo disponible allí en enero, según Sensor Tower, una empresa de análisis de aplicaciones móviles, que representa casi el 7% de las descargas globales.
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No es un caso aislado de la región. Ya se habían usado plataformas como Facebook, Twitter e incluso Telegram, más recientemente, pero las primeras dos dieron el inicio a lo que se conoció como la Primavera Árabe. En Irán, Twitter y Facebook ayudaron a los manifestantes a movilizarse tras las controvertidas elecciones de 2009, y Telegram y WhatsApp ayudaron a los manifestantes a conectarse en 2019.
Pero no están exentos de represión o censura. Irán prohibió Facebook y Twitter. Egipto y los Emiratos Árabes Unidos han arrestado a ciudadanos comunes por publicar las críticas más leves al gobierno. Arabia Saudita desplegó ejércitos de bots y trolls de Twitter para avivar el nacionalismo y vilipendiar a los oponentes.
Ahora bien, países como China han intentado bloquear Clubhouse pues está sucediendo lo mismo. Es una plataforma donde el gobierno no tiene control.
Las autoridades chinas bloquearon el acceso a la aplicación el pasado 8 de febrero. Desde entonces no se puede acceder a la aplicación sin una red privada virtual (VPN, por sus siglas en inglés). Esta herramienta le da más privacidad al usuario y le permite falsear la ubicación geográfica para acceder a contenidos bloqueados o censurados en un país. Sin embargo, obtener y mantener una VPN en China no es fácil, y además es ilegal sin aprobación previa del Gobierno. Por tanto, los riesgos y dificultades de utilizar la aplicación aumentan y frenan su expansión en el país.
Los usuarios de Clubhouse temen que pase como con Twitter, que fue infiltrado por ciberejércitos progubernamentales para intimidar a las voces críticas con el poder y para difundir propaganda de Estado.