Ucrania busca ingresar a Chernóbil en la lista de los patrimonios mundiales de la Unesco, con la finalidad de proteger las estructuras del tiempo y atraer a los turistas.
Las ruinas de Chernóbil fueron testigos de la peor catástrofe nuclear de la historia. En estos primeros días de diciembre, poca nieve recubre los edificios y los parques infantiles abandonados de la ciudad de Prípiat, en la zona de exclusión de Chernóbil, al noroeste de Ucrania.
Detrás de esta idea se encuentra el nuevo ministro de Cultura, Oleksandre Tkachenko. «Es uno de los territorios más emblemáticos de Ucrania» y hay que «preservarlo para la humanidad», señaló el funcionario.
En caso de éxito, Chernóbil se unirá al mausoleo de Taj Mahal en India, al santuario de Stonehenge en Inglaterra o a la abadía del Monte Saint-Michel en Francia.
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La zona es del tamaño de Luxemburgo, rodea en un radio de 30 kilómetros la central, cuyo cuarto reactor explotó el 26 de abril de 1986 contaminando, según algunas estimaciones, hasta tres cuartas partes de Europa.
Después de haber intentado ocultar el accidente, la URSS, de la que entonces formaba parte Ucrania, reconoció finalmente su magnitud y evacuó a cientos de miles de personas.
El año pasado, el éxito mundial de la miniserie Chernóbil, de la cadena estadounidense HBO, creó una nueva generación de visitantes.
Antes del COVID-19, Chernóbil tuvo un récord de 124,000 visitas en 2019, frente a 72,000 turistas el año anterior. El sitio podría incluso recibir hasta un millón al año.