Exhausto por el peso de la COVID-19 sobre sí, el venezolano Yván Osorio dio aliento postrero en un hospital de Nueva Jersey, y cuadro a cuadro dejó su última huella en este mundo. Murió sin tener a su lado a su esposa Lila y sin poder despedirse de sus dos hijos.
A los 56 años dejó como últimas imágenes su rostro parcialmente cubierto por un respirador, la confesión de su padecimiento del que dijo “lo difícil que es aguantarlo” y una mirada que traducía una jadeante respiración que presagiaba el luctuoso final.
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Yván Osorio era camarógrafo. Trabajó para algunas cadenas importantes de los Estados Unidos y era un entusiasta de los proyectos a los que no se negaba. Nativo de El Vigía, estado Mérida, Venezuela, se formó en la profesión en la Televisora Andina de Mérida “TAM”, y luego emigró a Estados Unidos, donde siguió demostrando sus destrezas en el área audiovisual.
La penúltima historia
Sobre su caso reportó a Univisión la periodista Peggy Carranza, quien registró las penurias que pasó la señora Lila. Su situación dibuja la de muchos en los Estados Unidos que han sufrido el drama de perder a un ser querido.
Después de pasar al menos dos semanas en un hospital de North Bergen, en Nueva Jersey, Osorio falleció. En un archivo digital quedó su testimonio: “Está fuerte esto, no es fácil aguantarlo. Esto es una pelea muy grande”, dijo a su esposa, Lila Osorio, en una llamada que fue televisada.
La familia desconsolada
En cualidad de sobreviviente ha quedado la familia de Yván Osorio. Lila y los dos hijos de la pareja, contaron el duro proceso mientras se encontraba hospitalizado y no han encontrado palabras para lamentar ante las cámaras la pérdida de un amoroso padre.
Con Yván Osorio aún con vida Lila dijo que “para mí fue bien angustiante, porque es como si te lo secuestraran, comentó sobre su aislamiento en el hospital de North Bergen, en Nueva Jersey. Después ya no sabes de él”, contó Lila Osorio, esposa de la víctima, al hablar cómo no le permitían visitarlo en el centro médico donde estaba internado. En un momento, incluso, perdieron toda comunicación.
Una maratón perdida
Lila durante las pocas veces que habló con su esposo trató de transmitirle fortaleza, confianza de que saldría adelante y vencería a la enfermedad.
Sin embargo en la víspera del desenlace ya su cónyugue intuía el final del camino. “Lamentablemente esa es una enfermedad de resistencia, y él siente que ya la fuerza no lo está acompañando”, había contado Lila.
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Además, Osorio sufría de diabetes y antes de ser hospitalizado estuvo por más de tres semanas en su casa en cuarentena, hasta que fue recluido de emergencia.
Un amigo de muchos
Yván Osorio como compañero de trabajo y como ser humano fue una persona muy querida. Tras su deceso el periodista Gamaliel Ramos Oliver, comunicó:
“Trabajar con Yván era aprender lo que es ser un verdadero trabajador, siempre por su familia. Siempre decía presente y con una pasión increíble. Trabajé con Yván por casi una década, en muchos proyectos, viajamos juntos, nos hospedamos juntos, y aprendí con él sobre la profesión, pero más sobre la dignidad de laboral con humildad para llevar tu familia hacia adelante. Perdimos a tremendo ser humano”.