Existe una explicación meteorológica para el desastre dejado por el remanente de lo que fue el huracán Ida. Las inundaciones en el noreste que dejaron destrucción y muertes son consecuencia del calentamiento climático. Según un experto esta situación trasforma los huracanes en súper cumulonimbus, capaces de rebosar el suelo más permeable.
Según un último recuento, las lluvias dejaron al menos 61 muertes en ocho estados de EE.UU. Fue el saldo de cerca de 24 horas de lluvias intensas. De acuerdo a Russ Schumacher, de la Universidad Estatal de Colorado, hay dos razones para que esta súper lluvia se haya provocado. Russ se desempeña como Climatólogo del Estado de Colorado y Director de la Centro Climático de ese estado.
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El experto aludió a dos factores principales que contribuyeron probablemente a la prolongación de las lluvias extremas. “En primer lugar, la humedad tropical de Ida interactuó con los frentes cálidos y fríos en desarrollo. En segundo lugar, a medida que el clima se calienta, aumenta la cantidad de precipitaciones de las tormentas fuertes”. Sobre esta afirmación dijo que existen cada vez más pruebas, especialmente en el centro y el este de Estados Unidos.
Calentamiento climático trasforma los huracanes
Las nubes que acarrean lluvias copiosas son conocidas como cumulonimbus. Estas masas de gran desarrollo vertical golpearon al noreste de EEUU con más de 3 pulgadas de lluvia por hora. La confabulación meteorológica ocurrió entre el 1° de septiembre y el día siguiente.
Hay tras este evento climático una crónica dolorosa. El agua entró en las estaciones de metro de Nueva York y Boston. En Filadelfia, las calles se inundaron hasta el techo de los autos. Al menos 25 personas se ahogaron en sus automóviles en New Jersey.
Días antes, la tormenta ya había causado estragos en la costa del Golfo. Ida golpeó a Luisiana tres días antes como huracán de categoría 4. El ciclón se había debilitado muy por debajo de la fuerza de un huracán cuando llegó al noreste. De allí la pregunta: ¿Cómo pudo seguir causando tanta lluvia?
La respuesta es que el calentamiento climático trasforma los huracanes en súper tormentas. Transforma a los sistemas tropicales en extratropicales.
Russ Schumacher lo explica
El climatólogo Russ Schumacher tiene un apasionado interés por la meteorología de mesoescala. Es un investigador de sistemas convectivos de mesoescala. Esto lo deriva en un analista y pronisticador del tiempo de grandes credenciales para climatología de la precipitación. De allí su pericia en precipitaciones extremas, crecidas repentinas e impactos sociales del clima.
El científico está convencido de que el calentamiento climático trasforma los huracanes en sistema extratropicales.
“A medida que los huracanes se desplazan al norte desde los trópicos, suelen dejar de tener su forma circular característica. En esta latitud se convierten en “ciclones extratropicales”. Poseen frentes cálidos y fríos que se extienden hacia el exterior desde la baja presión del centro. Ya no tienen los vientos intensos que tenían en los trópicos. Sin embargo siguen aportando humedad tropical. Ese aire húmedo se desplaza a lo largo de los frentes, y pueden producirse lluvias muy intensas y duraderas. Eso fue lo que ocurrió cuando los restos de Ida se desplazaron hacia el noreste”.
La desgracia se pronosticó
Los meteorólogos vieron venir el desastre. Schumacher, un premiado climatólogo, indicó que los meteorólogos hicieron hincapié en la amenaza de inundaciones repentinas. “Lo hicieron con mucha antelación a su llegada. El Centro de Predicción Meteorológica de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica emitió con un día de antelación una rara perspectiva de ‘alto riesgo’ de lluvias excesivas para partes del noreste”.
Según la opinión de Schumacher “las lluvias extremas y las inundaciones repentinas no son nuevas en el noreste”. A menudo son consecuencia de huracanes o de sus restos. Los remanente de los huracanes Agnes (1972), Floyd (1999), Irene (2011), Lee (2011) y Sandy (2012), entre otros, provocaron lluvias e inundaciones generalizadas en la zona”.
Sin embargo, los fuertes aguaceros son cada vez más frecuentes en la región. “Ocurren medida que el calentamiento climático trasforma los huracanes en sistema extratopicales”, dijo el meteorólogo.
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“Las razones son bastante sencillas. El aire más caliente puede contener más vapor de agua. Por cada grado centígrado de aumento de la temperatura, puede haber un 7% más de humedad en el aire. Esto se conoce formalmente como la relación Clausius-Clapeyron”.
Y allí viene la gran tormenta
La cantidad de lluvia de una tormenta está relacionada con el volumen de vapor de agua en el aire, indica Schumacher. “Esto significa que, en igualdad de condiciones, los aguaceros son más probables en un clima más cálido. Esto explica por qué las lluvias intensas se producen durante todo el año en los trópicos. Mientras que son mucho más probables en verano que en invierno en Estados Unidos”.
“También es la razón por la que se espera que la intensidad de las lluvias aumente a medida que el clima se calienta. Cuando los patrones meteorológicos que reúnen los ingredientes para las lluvias intensas, como los huracanes, se producen en un mundo más cálido, hay más humedad disponible y cae más lluvia. Por desgracia, no se trata de un proceso lineal: Una pequeña cantidad de humedad añadida puede provocar mucha más lluvia”.