En el 2015, Bill Gates, cofundador de Microsoft llamó a invertir en sistemas de salud para detectar el próximo virus y crear una reserva móvil de médicos para poder contenerlo en las primer etapas.
Gates subió al escenario donde daría su charla TED en Vancouver, Canadá, empujando en una carretilla un gran barril negro con los sellos del Departamento de Defensa de Estados Unidos.
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El barril, explicó, era lo que muchas familias guardaban en el sótano de sus casas cuando él era niño y estaba lleno de comida enlatada, agua y otros artículos necesarios para sobrevivir la gran amenaza de la época: una guerra nuclear.
Pero él vaticinaba que el próximo desastre no sería atómico, sino del sector salud. Supuso un escenario donde una pandemia causada por un virus altamente infeccioso se propagaría rápidamente por todo el mundo y contra el cual no estaríamos listos para luchar. Exactamente lo que sucede.
Para Bill Gates y su esposa, este tema no es ajeno. Su fundación se encarga de patrocinar iniciativas de salud que ayudan al mundo, de hecho, en la miniserie de Netflix «Pandemia», una pareja de científicos inicia las pruebas para una vacuna que acabaría con todas las gripes del mundo al mismo tiempo. Solicitan financiamiento a la fundación de Bill y Melinda Gates y la reciben. Esta vacuna iniciaría pruebas con humanos gracias a ese dinero.
Bill Gates dio su charla TED en el contexto de la epidemia de ébola que, entre 2014 y 2016, cobró unas 10.000 vidas y afectó principalmente a tres países en África Occidental antes de extenderse limitadamente a otros países, incluyendo Estados Unidos, Italia y España.
Le quedó claro el problema para ese entonces: «no contamos con sistema alguno».
Dio soluciones: sistemas de salud sólidos en países pobres, donde dar a luz no sea un peligro y todos los niños estén vacunados, sistemas de salud que permitan identificar los brotes lo más temprano posible, un cuerpo médico de reserva: con muchas personas capacitadas y con experiencia listas para desplazarse, coordinación con las fuerzas militares para la logística, desplazamiento y seguridad y avanzar en la investigación y desarrollo en áreas de vacunas y diagnósticos.
Para el momento se mostraba optimista, aunque concluyó la charla con una frase que resuena actualmente «el tiempo no está de nuestro lado».