El presidente Joe Biden pronunció un discurso ante la convención de la AFL-CIO en Filadelfia, que está compuesto por más de 100 sindicatos locales que representan a cerca de 200.000 trabajadores de ambos sexos en el sector público, la industria privada y la construcción.
Biden afirmó que está reconstruyendo la economía estadounidense en torno a los trabajadores, en un intento de marcar un contraste con los republicanos que atraen cada vez más a la masa laboral.
“Deberíamos alentar los sindicatos”, dijo Biden. “No digo eso solo para ser pro-sindicato. Lo digo porque soy pro-estadounidense”.
El discurso ante la convención de la AFL-CIO en Philly fue el intento del presidente de reajustar los términos del debate sobre la economía, ya que los índices de aprobación de su gestión han caído mientras los precios al consumidor y el costo de la gasolina han aumentado.
La inflación en su punto más alto en más de 40 años hace olvidar a los estadounidenses la recuperación económica experimentada después de la recesión inducida por la pandemia, traducida en una sólida contratación y una saludable tasa de desempleo del 3,6 %.
Biden trató de recordar a su audiencia las filas para alimentos y los despidos durante la pandemia de coronavirus que precedió a su presidencia, contrastándolo con las mejoras en los balances de los hogares bajo su mandato.
El Departamento de Trabajo estadounidense dijo el pasado viernes que las ganancias promedio por hora, después del ajuste por inflación, han caído un 3 % durante el último año.
Fuego cruzado entre ambos partidos
La inflación ha dejado vulnerable el control de Biden y los demócratas de la Cámara y el Senado de cara a las elecciones del 8 de noviembre. Los legisladores republicanos han culpado al plan de estimulo económico por coronavirus de 1.9 billones de dólares del presidente por el aumento del índice de precios al consumidor. También afirman que la administración Biden ha sido demasiado restrictiva con la producción nacional de petróleo.
Por su parte, Biden se defiende al aseverar que el Partido Republicano se centra en reducir los impuestos para las empresas y los ricos. Los republicanos argumentan que su reforma fiscal de 2017 creó una base más firme para el crecimiento al reducir las tasas de impuestos corporativos, lo que hizo que las empresas estadounidenses fueran más competitivas.
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Dicen que permitir que las empresas y las personas mantengan más de lo que ganan impulsará el crecimiento, mientras que Biden responde que las leyes que permiten la sindicalización y aumentan los beneficios de cuidado infantil para las familias conducirán al crecimiento a través de una clase media más fuerte.
Biden ha tratado de apuntar específicamente a una propuesta del senador republicano Rick Scott, que sugiere que todos los estadounidenses deberían pagar impuestos federales sobre la renta. Muchos legisladores republicanos rechazaron la propuesta u ofrecieron advertencias, ya que los créditos fiscales son un medio de apoyo financiero para las familias estadounidenses más pobres y de clase media.
“Los republicanos lo entienden todo al revés: su plan literalmente exige aumentar los impuestos a la clase media y la clase trabajadora y reducir los impuestos a las corporaciones y los estadounidenses ricos”, dijo Biden. “Yo creo en el bipartidismo, pero no me hago ilusiones con este Partido Republicano, el partido MAGA (Make America Great Again)”.
Menos trabajadores sindicalizados
El presidente enfrenta una ardua batalla para restaurar la afiliación sindical, que ha disminuido durante décadas a medida que se hizo más difícil organizar a los trabajadores y muchos trabajos en las fábricas se alejaron de las comunidades con un historial de sindicalización. Solo el 10,3 % de los trabajadores estadounidenses pertenecía a un sindicato el año pasado, frente al 20,1 % en 1983, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés).
La naturaleza de quién pertenece a los sindicatos también ha cambiado con el tiempo, ya que casi la mitad de los miembros sindicales trabajan para el gobierno. Solo el 7,7 % de los trabajadores de manufactura y el 12,6 %de los trabajadores de la construcción tiene una tarjeta sindical, ya que las raíces obreras del movimiento se han diversificado en profesiones de cuello blanco.
A pesar de la disminución de la sindicalización, el movimiento aún genera valor. Las cifras del gobierno muestran que el trabajador sindicalizado promedio gana alrededor de 10.000 dólares más al año que un trabajador sin sindicato.
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