El base australiano Ben Simmons desenfundó el hacha de la guerra y demandó a su exequipo ante la NBA, los Philadelphia 76ers y exige el pago de 20 millones de dólares congelados de su salario.
Simmons no se incorporó al equipo de Filadelfia en la presente pretemporada y alegaba que tenía problemas de salud mental. Por ello los Sixers decidieron retener un adelanto de su salario. Luego la franquicia optó por suspenderlo debido a su actitud en los entrenamientos.
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El australiano no llegó a disputar un solo minuto antes de su traspaso a los Nets en febrero y tampoco ha debutado todavía con los de Brooklyn. Los Sixers han insistido en que la actitud de Simmons suponía un claro incumplimiento de contrato conforme a los términos del convenio vigente en la NBA. Además, el jugador y su agente, Rich Paul, no permitieron que los médicos del equipo certificaran sus presuntas dolencias psicológicas.
La demanda, según lo que decida la liga, podría tener implicaciones importantes en asuntos como el trato de la salud mental. Los Philadelphia 76ers dicen que Simmons no se puso a disposición de los médicos y especialistas ofrecidos por el equipo y jamás envió un informe sobre su estado físico y mental durante su prolongada ausencia. Por ello la franquicia lo multó con $20 millones de su salario.
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Los supuestos problemas mentales de Simmons desembocaron en el traspaso más comentado del último mercado de invierno de la NBA que llevó al australiano a Brooklyn y a James Harden a Filadelfia.