Los datos son preocupantes. El peso de los pequeños aumenta en la medida que sus familias poseen menos recursos. El coronavirus creó un escenario propicio para exacerbar la enfermedad. Es una especie de nefasta ecuación. Pandemia y pobreza es igual a aumento de la obesidad infantil.
Las preocupantes evidencias están en el informe sobre el estado de la obesidad infantil de la Fundación Robert Wood Johnson. La doctora Stephanie Tanner Walsh, pediatra de Crozer Health en Chester, Pensilvania, ofreció su opinión. Dijo que la pandemia ha tenido un profundo impacto en las familias de su comunidad. “Éstas tienen un historial de alta pobreza e inseguridad alimentaria”.
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“Nuestro distrito escolar se vio muy afectado. La mayoría de estos niños no fueron a la escuela desde marzo de 2020 hasta septiembre de 2021. Un alto porcentaje de esos niños estaban recibiendo comidas escolares. Sus padres a menudo tenían trabajos que no les permitían teletrabajar. Los centros de cuidado de niños fueron cerrados, por lo que estos niños fueron abandonados a su suerte para alimentarse mientras también se les quitaban sus actividades recreativas habituales”, dijo.
Aumento de la obesidad infantil
Aproximadamente uno de cada seis niños estadounidenses padece obesidad. Así concluye el nuevo informe sobre el estado de la obesidad infantil de la Fundación Robert Wood Johnson. La pandemia agravó los efectos de la pobreza en la obesidad infantil.
La periodista Katie Pratt abordó para WHYY News el tema. El aumento de la obesidad infantil tiene métricas raciales. Mientras más asociado a una minoría estés, más alta será la fracción de la morbilidad.
“Según el informe, el 16,2% de los jóvenes de entre 10 y 17 años padecen obesidad en todo el país. Las cifras son mayores entre los niños de color y los de familias económicamente desfavorecidas. Las tasas de obesidad eran más altas entre los adolescentes indios americanos/nativos de Alaska (29%). Luego están los afroamericanos (24%), los hispanos (21%), los blancos (12%) y los asiáticos (8%)”. Pensilvania está incluida en esa relación estadística.
Más del 23% de los niños de los hogares con los niveles de ingresos más bajos padecen obesidad infantil. Contrasta con el 8,6% de los niños de los hogares con los niveles de ingresos más altos. El informe atribuye muchas de las causas de la obesidad infantil a los determinantes sociales de la salud.
Fundación Robert Wood Johnson
Jamie Bussel, responsable de programas de la Fundación Robert Wood Johnson, declaró en torno al aumento de la obesidad infantil. “Históricamente nos hemos centrado en la alimentación sana y la actividad física. Son muy, muy importantes. Pero también es importante saber si ese niño tiene un lugar seguro al que llamar hogar. ¿Tienen la madre, el padre o el cuidador unos ingresos estables? ¿Existe un transporte fiable? ¿Hay acceso a una atención sanitaria de calidad, acceso a una alimentación sana? Así que todos esos factores influyen en las oportunidades del niño y de la familia para vivir bien, estar sano y tener un peso saludable”.
Escribió la periodista Katie Pratt que los expertos afirman que muchos de esos factores se vieron exacerbados por la pandemia. Las familias que ya se enfrentaban a problemas económicos se vieron cada vez más agobiadas. Fueron golpeadas en todos los aspectos de su vida. Se elevó la inseguridad en materia de vivienda, educación, atención sanitaria, inseguridad alimentaria y seguridad laboral.
Sobre el racismo estructural
El informe de la Fundación Robert Wood Johnson también menciona el racismo estructural. Es tomado como un factor que contribuye al aumento de la obesidad infantil. Suma a la desigualdad en la atención sanitaria. Asimismo afecta a la vivienda, a las opciones escolares y al acceso a la atención sanitaria y a la alimentación.
“Si no nos enfrentamos a este tipo de racismo estructural fundamental, no vamos a avanzar en la igualdad sanitaria en Estados Unidos”, dijo Bussel. “Y, desde luego, no vamos a avanzar en la lucha contra la obesidad infantil”.
La doctora Walsh de Pensilvania dijo que los profesionales de la salud en Crozer están viendo un gran aumento de peso en períodos cortos en muchos de sus pacientes jóvenes, con algunos ganando 60 libras en el transcurso de un año. Dijo que la obesidad conduce a un aumento en el número de niños diagnosticados con diabetes tipo 2. Crea condiciones para tener un hígado graso, problemas de colesterol y presión arterial. Asimismo impacta en la salud mental y autoestima. Los niños que padecen obesidad se enfrentan de repente a tener todo bajo control. “Si tienes 13 años y tienes diabetes de tipo 2, todavía no eres un adulto”, dijo.
Una voz en Pensilvania
La obesidad infantil está impulsada por estos factores sistémicos e interconectados. Las políticas que la fundación recomienda son igual de amplias y están basadas en los sistemas. Las recomendaciones se centran en la comunidad e incluyen hacer permanentes las comidas gratuitas del Programa Escolar Universal. También en ampliar las políticas que sacan a las familias de la pobreza y reducen la inseguridad alimentaria. Busca asimismo ampliar los programas de nutrición suplementaria para las madres a los dos primeros años después del nacimiento de sus hijos.
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La doctora Walsh de Pensilvania instó a volver a visitar al pediatra de la comunidad. Es un profesional preparado para ocuparse de todo. Desde la salud mental y la obesidad hasta el rendimiento escolar de los niños y su autoestima.
“Muchos de los niños han faltado a sus visitas de bienestar desde 2019. No han hablado con sus médicos sobre lo que se puede hacer. Algunos simplemente no saben qué hacer. Perderse esta conversación les está perjudicando mucho. Los pediatras pueden ayudar a los padres a descubrir cómo ayudar a su hijo”, dijo.