Agentes federales arrestaron y acusaron al empresario venezolano de origen sirio Naman Wakil de pertenecer a una red de lavado de dinero y de levantar una “fortuna ilícita” mediante contratos de alimentos y petróleo con el Gobierno de Venezuela.
Medios locales que difundieron la noticia este martes indicaron que Wakil, quien posee un lujoso apartamento en Coconut Grove contiguo a Miami, es acusado de presuntamente haber invertido en este condominio y en otros activos inmobiliarios en Miami-Dade, parte de las “ganancias ilegales” que obtuvo de los acuerdos con el régimen de Nicolás Maduro, según una reseña del diario Miami Herald.
Entre inversiones con dinero sucio en Miami se incluirían un condominio Residences At Vizcaya, ubicado en la avenida Hiawatha; también unidades ubicadas en la avenida Brickell; y en el Porsche Design Tower, en Sunny Isles Beach.
Wakil, de 59 años de edad, fue arrestado por agentes de Homeland Security Investigations (HSI), organismo oficial estadounidense encargado de las investigaciones de casos de corrupción y lavado de dinero que ha involucrado a venezolanos en Miami durante la gestión del chavismo.
El caso de Naman Wakil es por ahora el último que involucra detenciones de empresarios con conexiones políticas en Venezuela acusados en tribunales de Miami por enriquecimiento ilícito. Estos sujetos se aprovecharían para sus negocios de sus relaciones personales con altos funcionarios del Gobierno venezolano.
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La identidad de Wakil quien nació en Siria, se dio a conocer en 2016 luego del escándalo de los “Panama Papers”, que involucraron a empresas fantasmas ocultas establecidas en cuentas bancarias extraterritoriales por los adinerados clientes del bufete de abogados panameño, Mossack Fonseca.
Dichas cuentas se establecieron para ayudar a los clientes del bufete Mossack Fonseca a ocultar dinero, realizar inversiones extranjeras y evadir impuestos, según los informes de investigación que publicaron varios medios de comunicación.
En 2019 Bloomberg describió a Naman Wakil como un exvendedor ambulante que acumuló una gran riqueza mediante la compra de productos cárnicos con descuento que luego vendían a precios muy inflados al Gobierno de Venezuela.
Según una auditoría venezolana reseñada por medios de comunicación, Wakil mantenía una cercana relación con un general de división del Ejército venezolano, su cuñado y actual presidente de la Corporación Venezolana de Minería, Carlos Osorio, quien en aquel momento supervisaba miles de millones de dólares en contratos de alimentos.