El día a día de la crianza presenta un gran reto: ¿cómo se pueden manejar las emociones y las de los hijos? El impulso natural es protegerlos de la tristeza o la frustración, intentar arreglarlo todo. Pero la realidad es que no se pueden controlar sus sentimientos.
La clave está en ayudarles a desarrollar la inteligencia emocional. Desde la primera infancia, se les puede dar herramientas sencillas para que empiecen a entender lo que sienten. Después, una vez que lleguen a la etapa de Primaria y ya tengan esa base, se puede avanzar a estrategias más complejas para consolidar su capacidad de gestión emocional.
Expertos de la universidad de Harvard han encontrado un ejercicio sencillo que puede ayudar mucho: círculos de control.
Se trata de una practica que puede ayudar a jóvenes entre 7 y 12 años a distinguir qué cosas están dentro de su control, es decir, pensamientos, palabras y acciones, y de igual manera, identificar qué está fuera de su control: decisiones de los demás, las circunstancias externas o los resultados.
“Usar la herramienta Círculos de Control en familia es beneficioso para reducir el estrés, manejar emociones difíciles y afrontar situaciones difíciles. Este enfoque implica comprender lo que está dentro o fuera de su control y crear un plan de acción para navegar a través de estas emociones y situaciones”, explica la institución educativa.
Se recomienda primero nombrar algo estresante, luego enumerar lo que está bajo su control o las cosas que puede hacer al respecto, se prosigue con enumerar lo contrario, es decir, lo que está fuera del control, para finalizar con la creación de un plan de cómo afrontar la situación donde se incluyen actividades específicas que pueden ayudar a afrontar la situación.
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Otras cosas por hacer
La actividad de círculos de control no termina ahí, pues la universidad de Harvard aconseja tener en cuenta otras tres cosas para su aplicación y así asegurarse de que el plan sea lo más efectivo posible:
- Rutina por la mañana o noche: Integre la actividad de Círculos de Control en su rutina por la mañana o antes de acostarse. Reflexionar sobre los desafíos del día y comenzar el hábito de seguir los pasos
- Poner el ejemplo: Como padre o madre, modele activamente el uso de los Círculos de Control en su propia vida. Comparta sus experiencias sobre cómo manejar el estrés y tomar decisiones basadas en lo que está bajo su control. Los niños muchas veces aprenden con el ejemplo
- Recordatorios visuales: Imprima o cree ayudas visuales de los Círculos de Control como recordatorio visual en un área común dentro de su hogar para ayudar a que el proceso esté más presente
El mayor regalo de esta técnica es que equipa a los niños con una valiosa lección: aunque no puedan controlar las circunstancias, siempre son dueños de sus acciones. Al practicar esta herramienta, no solo se sienten menos abrumados, sino que construyen una autonomía emocional que les permitirá afrontar los desafíos de la vida con confianza y la seguridad de que su poder de elección es interminable.