Gustavo Rízquez/El Sol Latino.- El criterio de “a la medida” que defiende al arquitecto británico David Chipperfield, no solo comprende las necesidades que debe atender en relación a la actividad central que se desarrollará en la pieza que diseña, sino que con énfasis se inclina a pensar en torno al universo socio-emocional de las personas que lo habitan.
Seúl realizó recientemente la presentación ante la sociedad mundial de la nueva sede del gigante de la cosmética, Amore Pacific, un proyecto que fue concebido por el extraordinario talento del británico y su equipo de trabajo, con el que muestra sobre un epicentro el redelineado del espacio de trabajo y el nexo que guarda la creación con el concepto de espacio público.
Durante la presentación a la prensa del “magnífico cubo” en Seúl, Chipperfield argumentó a la audiencia que “los edificios que vemos brotando en ciudades no son hechos para compañías, se crean a modo de inversión, con una idea especulativa”.
Con orgullo paternal este graduado de la Architectural Association School of Architecture de Londres, mencionó que la nueva sede de Amore Pacific “es un edificio exclusivamente diseñado para una compañía con una idea muy ambiciosa de lo que debía ser su casa”.
La “gatopardiana” idea logró hacer importantes y notorios cambios para que todo en su porción de Seúl permaneciera igual. El edificio está en el mismo espacio en el que ha tenido su sede desde siempre. Amore Pacific se ubica en un céntrico cruce de Yongsan, dentro de un barrio inmerso que goza de una profunda transformación urbanística al que el edificio aporta ahora un tamiz que difiere de la idea de verticalidad e hiperfuncionalidad del resto de nuevos inmuebles, precisó el arquitecto.
Como detalles de la humanización de los espacios, Chipperfield comentó que el proyecto se articula en torno a un enorme patio central arbolado y con estanque situado en su segunda planta y abierto además en el extremo oriental para brindar vistas a un parque.
Este patio crea, según Chipperfield, un espacio que facilita el encuentro “casual, orgánico” para los miles de empleados que alberga el edificio, que dispone de cuatro zonas de ascensores en las esquinas en vez del tradicional núcleo central de los rascacielos de oficinas.
“Dado que la gente pasa tanto tiempo en la oficina hay que darse cuenta de que hay cuidar mejor de los empleados, hay que darles más espacios, en vez de la tradicional “área de esparcimiento” en un piso 23″. Esta es la idea que cristalizó para Amore Pacific, el mismo cerebro que estuvo detrás del Museo Jumex de Ciudad de México o el edificio de la Copa del América de Valencia (España).